En plena reivindicación de la sanidad pública en el año entrante, como foco principal de atención de las distintas Administraciones de ámbito autonómico y estatal tras los devastadores perjuicios de la pandemia en el sistema –para aumentar aún más la presión sobre los abnegados profesionales que lo conforman–, el Hospital Universitario Araba emerge como símbolo de apuesta de futuro. Un año después de su inauguración, la ampliación de Txagorritu ha ido centralizando la atención directa de Urgencias o la UCI, además de estrenar áreas como la de Maternidad, y se ha finiquitado ya la instalación de las nuevas salas de operaciones con tecnología híbrida para abordar procedimientos quirúrgicos de Neurocirugía, Traumatología, Cirugía Maxilofacial y Cirugía Vascular. A la espera de la entrada en funcionamiento de ambos quirófanos de en torno a 70 metros cuadrados cada uno de ellos –pendientes de la disposición de camas específicas para el ingreso de los pacientes intervenidos–, queda así acreditado el impulso público para que se acometan cada año sobre un millar de operaciones, de acuerdo a los datos de la OSI Araba. Una apuesta que cabe vincularse con la mejora del sistema de salud que el lehendakari Urkullu acaba de fijar como objetivo prioritario para 2023, con especial énfasis en la vigorización de la plantilla de Osakidetza y el refuerzo de la Atención Primaria. Lejos de poderse interpretar como una mera pose declarativa, tal apuesta se sustenta en las cifras contenidas en el Presupuesto vasco para este ejercicio, que en materia sanitaria crece un 6% hasta superar con creces los 4.630 millones, lo que representa 2.114 euros per cápita, un 25% más que en el último año prepandemia (2019). Ahora se trata, en efecto, de optimizar la inversión mediante un adecuado cribado de las necesidades más perentorias para que la sanidad pública vasca recobre íntegramente el pulso tras el covid-19 todavía no superado del todo, con la ambición que mostró el lehendakari en su discurso navideño, en sentido opuesto a la autocomplacencia que se le ha llegado a reprochar sin ningún fundamento que no sea partidista. Bien entendido que la reordenación dialogada de las prioridades en aras a una mayor eficiencia del sistema continuará suscitando tensiones porque los recursos serán crecientes, pero no ilimitados.