as negociaciones sobre los Presupuestos del próximo año en los distintos ámbitos institucionales parecen haber entrado en dinámicas de diálogo y acuerdo fructíferas a falta de concretarse aún en las Cuentas vascas. Con el proyecto encauzado desde hace prácticamente un mes en Navarra, el Congreso de los Diputados aprobó el jueves con una holgada y muy plural mayoría los Presupuestos Generales del Estado, cuya negociación pasa ahora al Senado, donde hay cuestiones aún pendientes de recoger, en especial en lo que se refiere a Euskadi donde el PNV -considerado por el Gobierno de Pedro Sánchez como “socio prioritario para toda la legislatura”- mantendrá su exigencia respecto a la ejecución y soterramiento del TAV. En cuanto a los Presupuestos de la CAV, tanto la derecha de PP+C’s y la ultraderecha de Vox como Elkarrekin Podemos-IU presentaron ayer sendas enmiendas a la totalidad. A la autoexclusión, una vez más, de los populares, que ahondan en su irrelevancia y su equivocada estrategia de agitación y confrontación, se ha unido en esta ocasión la formación morada, que ha buscado deliberadamente la ruptura del diálogo con el Gobierno mediante propuestas inasumibles y categorizadas además como líneas rojas -como la creación de una empresa pública de energía- que ni siquiera ha planteado allá donde forma parte del gobierno, como Madrid y Navarra. Por contra, EH Bildu anunció ayer que no presentaría una enmienda a la totalidad como muestra de “voluntad sincera de diálogo” para explorar un posible acuerdo. Se trata, sin duda, de un gesto que es necesario poner en valor y que, de concretarse, va en la misma línea de la posición posibilista que ha tenido la coalición soberanista en Pamplona y en Madrid pero que aún no ha explorado realmente en la CAV. También el Gobierno Vasco ha tenido una actitud proclive al diálogo, al hacer una contraoferta audaz -y todo hace indicar que inesperada para EH Bildu-, pese a que cuenta con mayoría absoluta y, por tanto, no precisa de más apoyos para sacar adelante las Cuentas. Se abre así una oportunidad inédita para un acuerdo muy amplio, política y socialmente importante, que es obligado explorar en un momento clave para el país y cuyo alcance dependerá de la voluntad real de llegar a un pacto que en ocasiones anteriores y a la hora de la verdad no ha existido por parte del partido soberanista.
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