os datos proporcionados ayer por los Ministerios de Trabajo y de Seguridad Social respecto al desempleo y la afiliación durante el pasado mes de junio confirman la lenta pero continua tendencia de la economía y el mercado laboral vascos hacia la recuperación de la crisis provocada por la pandemia. Con los lógicos dientes de sierra que son habituales en periodos de incertidumbre global como los que se están viviendo, Euskadi está consolidando cifras y coyunturas que apuntan a un restablecimiento de la situación previa al covid-19 como soporte hacia un mayor crecimiento, a la espera también de la llegada de los urgentes y vitales fondos europeos. Con todo, los últimos datos del pasado mes en la CAV presentan lecturas ambivalentes. Por un lado, el paro bajó en 259 personas, mientras que se registraron algo más de 3.000 nuevas afiliaciones a la Seguridad Social. Asimismo, también los trabajadores afectados por Expedientes de Regulación de Empleo (ERTE) han descendido. Sin embargo, estas cifras indican una moderación en la curva de recuperación que venía dibujándose en Euskadi en los últimos meses. Constatado este hecho, es obligado señalar, asimismo, que se ha logrado recuperar ya el 80% del empleo destruido durante la pandemia, pese a las obvias dificultades de todo orden que padece la economía mundial y también la del Estado español. A este respecto, es ilustrativo el hecho de que la CAV tiene ahora 22.000 parados menos que en junio de 2020, lo que supone un 15,29% menos, más del doble superior a la media del Estado, situada en el 6,43%. Esto significa que Euskadi está a poco más de 5.000 empleos de alcanzar los datos precovid. Destaca también que, pese a que los datos de creación de empleo en la media del Estado son manifiestamente mejores y arrojan cifras históricas, Euskadi basa la recuperación en el significativo impulso de la industria y la construcción -sectores, por sus características, de crecimiento más lento pero más sólido y seguro, y de empleo más estable-, mientras que la subida en España se debe principalmente a la actividad turística, en especial la hostelería, así como la agricultura y la ganadería. En esta coyuntura, es, pues, necesario afianzar y apuntalar en Euskadi esta tendencia hacia una recuperación consistente que impulse un empleo estable y en aumento.
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