a aventurada decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de paralizar la economía salvo las actividades esenciales ha generado, además de sorpresa e incredulidad, diversas reacciones en torno, fundamentalmente, a tres áreas sobre las que va a incidir este cierre: la sanitaria, la política y la económica. Desde el punto de vista sanitario, y siendo lo más trascendental, solo el tiempo y la evolución de la pandemia de coronavirus podrá, en su caso -y probablemente sin certeza- vislumbrar el alcance y la influencia de esta medida -junto a otras- en la contención de la enfermedad. En cuanto a la vertiente política, el nuevo decreto del Ejecutivo español incide en la imposición basada en la centralización de las decisiones. Así se lo trasladó a Sánchez el lehendakari, Iñigo Urkullu, el mismo sábado por carta y ayer durante la videoconferencia de presidentes autonómicos, en la que el líder socialista se limitó a comunicar una decisión ya tomada. Sánchez, de nuevo, ha vulnerado uno de los grandes principios a los que se comprometió y con los que logró los apoyos suficientes para ser presidente: la vía del diálogo, la negociación y el pacto. No está siendo así, desde luego, en esta grave crisis sanitaria, en la que ha optado por arrogarse el papel de poder único y está procediendo a una suspensión de facto de competencias, abundando en la recentralización. Pero tan grave, si cabe, puede darse en lo económico. La crisis que ya se estaba haciendo notar con fuerza será, tras el obligatorio parón, de dimensiones aún más gigantescas y a buen seguro hipotecará el futuro de las empresas, muchas de las cuales tendrán que cerrar, y, con ello, el empleo de miles de trabajadores. La paralización de la economía -que la ministra de Hacienda y portavoz calificó eufemísticamente de “especie de hibernación”- va a dificultar aún más una recuperación que ya de por sí sería complicada pero posible en un plazo razonable y para lo que el Gobierno Vasco y los agentes sociales ya estaban trabajando. La incertidumbre, aumentada por la premura y la falta de información -ayer aún no se había publicado el decreto en el BOE- contribuirá aún más a acelerar y agrandar la crisis. Sánchez debe concretar y materializar de manera urgente las medidas, la ayudas y las líneas de financiación a las empresas y autónomos para atajar esta gravísima crisis que amenaza con llevarnos al coma económico.