El anuncio del acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea para la imposición de unos aranceles del 15% ha sido recibido con una amalgama de resignación y preocupación en el bloque comunitario, pero también como una llamada para redoblar esfuerzos por parte de los Estados miembro para hacer frente a estos sobrecostes. Los matices, no obstante, son distintos, en función de los sectores más o menos afectados. Confebask señaló hoy que la imposición de aranceles “es mala por definición”, y “acabará afectando, de una u otra manera, a nuestra economía”. Un diagnóstico similar al que emitía el Departamento de Industria del Gobierno vasco, que horas después de conocer el pacto entre Donald Trump y Ursula von der Leyen, mostraba su “preocupación” por el establecimiento de aranceles permanentes que “penalizan a una economía netamente exportadora como la nuestra”.
Los primeros cálculos del Ejecutivo vasco cifran en 350 millones de euros el sobrecoste para las exportaciones vascas, cuyo valor con Estados Unidos roza de manera anual los 2.000 millones. Aunque está por ver el alcance definitivo y real que tendrá la medida, se prevé que sea cercano a esa estimación. Un reciente informe de Laboral Kutxa señalaba que, en un escenario de aranceles entre el 10% y el 20% , con el supuesto en el que haya un traslado parcial del 0,70, -es decir que los vendedores vascos bajan el precio del producto renunciando a margen, de forma que el comprador estadounidense únicamente absorbe el 70% del arancel-, esas pérdidas oscilarían entre 122 y 248 millones. Para un caso central (0,85), que equivale a que el comprador absorbe el 85% del arancel, el impacto estaría entre 148 y 296 millones, pero si hay un traslado pleno y el comprador estadounidense absorbe todo el arancel y se le vende al mismo precio, el efecto estaría comprendido entre 174 y 348 millones. En este último supuesto, el efecto acumulado a dos años estaría entre 244 y 487 millones.
Sean cuales sean las cifras finales, lo cierto es que el impacto va a ser notorio en las ventas de las empresas vascas a Estados Unidos, un país al que Euskadi ha vendido tradicionalmente productos vinculados al petróleo, así como componentes para motores, piezas para la generación de electricidad y aparatos y dispositivos ligados a la máquina-herramienta. Y, aunque ya se daba por descontado que no iba a haber una exención arancelaria de ningún tipo por parte de Estados Unidos, lo cierto es que eso no disminuye la inquietud.
Así, en su comunicado, la patronal vasca admite que “a falta de conocer más detalles, supone un importante lastre para nuestra industria, que verá incrementados sus precios en Estados Unidos y especialmente para tres de sus sectores más relevantes: el acero, la automoción y la máquina-herramienta”. “Este acuerdo cambia las reglas comerciales actuales y tendrá repercusión en la actividad empresarial de nuestro país y, en consecuencia, en nuestro desarrollo social”, advierte el principal órgano de representación del empresariado vasco, que alerta asimismo de que la decisión de Estados Unidos “supone dar comienzo a una nueva era de proteccionismo que va en contra de la libertad de mercado y el desarrollo global”.
Por otra parte, la patronal vasca destaca que el pacto firmado por la presidenta de la Comisión Europea para efectuar compras de GNL (Gas Natural Licuado) a Estados Unidos por valor de casi 640.000 millones de euros -una contrapartida incluida en el acuerdo sobre aranceles- también tendrá “efectos importantes” en Euskadi, dada la exportación de productos energéticos desde la CAV al gigante norteamericano. No obstante, este resorte no es nuevo por parte de Estados Unidos. Durante su segundo mandato como presidente, Barack Obama comenzó a utilizar las exportaciones de gas de su país como mecanismo de negociación con la Unión Europea con el objetivo de que se incluyeran en un pacto de carácter comercial más amplio y, de paso, Bruselas cesase en sus compras a Rusia de este recurso, cuya venta al exterior por parte de Moscú se ha convertido, a la postre, en el gran recurso financiador de su gasto militar en la invasión de Ucrania y de sus programas de rearme.
El comunicado de Confebask también alude a una preocupación recurrente entre la patronal y muchos mandatario europeos, y es que, entre las consecuencias de los aranceles, puede estar que a los mercados de la UE acabe llegando una sobreproducción de bienes baratos de fabricación china. De hecho, ante la negociación abierta todavía entre Estados Unidos y China para establecer también aranceles, para la patronal vasca “queda por comprobar si esa misma política arancelaria se aplicará a China en uno u otra sentido”, A su juicio, China es “un país que compite directamente con nuestras empresas” que, a raíz de este acuerdo con Estados Unidos, “quedan claramente en desventaja competitiva”.
Por último, Confebask expresó su confianza en que “las medidas de colaboración público-privada anunciadas por el Gobierno vasco, que cuentan con todo nuestro apoyo, sirvan para paliar de alguna manera los efectos que se derivarán de este acuerdo en nuestras empresas y en nuestra sociedad”. En este sentido, el Departamento de Industria ha informado de que en las próximas semanas activará mesas sectoriales para analizar el impacto directo e indirecto de este acuerdo comercial y decidir si se deben tomar nuevas medidas de apoyo. “Ya están en marcha todas las ayudas que anunciamos en abril por una cuantía de 2.150 millones de euros, dirigidas a la financiación de las empresas más impactadas, a la innovación y diferenciación de productos y a la búsqueda de nuevos mercados para nuestras exportaciones”, ha asegurado el consejero Mikel Jauregi, para quien “es mejor un acuerdo arancelario que una guerra comercial”. Por su parte, el consejero de Economía, Mikel Torres, remarcó que las exportaciones vascas directas a Estados Unidos representan alrededor de un 6%, unos 2.000 millones de euros, algo que “no es una cantidad tampoco tan importante, pero sí es preocupante”, porque sí está afectando en general, sobre todo, a una serie de sectores “estratégicos y claves”, sobre todo ligados al mundo de la automoción y los productos metálicos y de fundición.