BIlbao– El servicio de internacionalización empresarial del Gobierno vasco lleva un ritmo frenético desde que Donald Trump iniciara su guerra comercial. Analizar el impacto de los aranceles en la economía, realizar informes con los que luego el Ejecutivo de Imanol Pradales elabora los programas de ayuda, asesoramiento a las empresas vascas... Su directora, Nagore Bonilla está cansada y está preocupada, pero llama a mantener la calma. “Wait and see, eso nos dicen nuestras empresas en Estados Unido”, explica. Es decir, ver cómo evolucionan los acontecimientos y no tomar decisiones precipitadas

¿Cómo ve la foto a día de hoy?

Observamos la situación con preocupación por todo el tensionamiento que está ocasionando, tanto en las bolsas como en nuestras empresas. Y también con un poco de tranquilidad, intentando entender si realmente lo que estamos viviendo es un cambio real de paradigma o simplemente responde a un método de negociación en el que los aranceles son una herramienta. El objetivo importante es transmitir a las empresas tranquilidad, desde la oficina de Estados Unidos nos dicen wait and see, no tomar ninguna decisión, salvo medidas correctivas a corto plazo.

El Gobierno vasco ha anunciado un paquete de medidas de apoyo, eso es tomar decisiones.

Se trata de una primera capa de medidas que tiene un ánimo principalmente preventivo. El objetivo de estas medidas es básicamente transmitir tranquilidad.

Hay quien dice que lo que está pasando puede ser positivo para que Europa se ponga las pilas.

Hay oportunidades, desde luego. Por una parte, creo que Trump va a ayudar a Europa a unificarse, a poner en marcha mucho más rápido la toma decisiones más unánimes, desburocratización, competitividad. Y, por otra parte, nosotros también percibimos oportunidades. Hay oportunidades en cuanto a atracción de talento. Tenemos profesionales, sobre todo en el mundo de tecnología y de investigación, que se ha puesto en contacto con nuestra oficina en Estados Unidos y que ya nos ha transmitido su interés por volver a Euskadi. Y luego vamos a tener, yo creo, oportunidades importantes en el plano de inversiones en Europa y también en Euskadi.

Y en el caso contrario, ¿empresas vascas están pensando instalarse en EE.UU. como quiere Trump?

Las empresas que están implantadas en Estados Unidos están en el modo de espera, evaluando la situación. Implantarse en Estados Unidos requiere una reflexión profunda, es muy difícil tomar una decisión de este tipo a corto plazo. Tienes que tener seguridad. Estados Unidos siempre ha sido un mercado business friendly en el que el negocio se apoyaba muchísimo desde la propia administración y en estos momentos esa certitud jurídica no existe, no tienes un conocimiento real sobre si vas a tener mano de obra o no, porque ésta viene de México. ¿Cómo te vas a implantar si no sabes cómo van a impactar los aranceles en los diferentes componentes? Estados Unidos no tiene toda su cadena de valor implantada en el país. No puedes hacer un plan de negocio con visión estratégica si no sabes lo que va a pasar. Este tipo de inversiones, además, se hacen además con una mirada de medio o largo plazo. Probablemente montar una implantación comercial se hace muy rápido, son dos o tres semanas, pero si lo que realmente quieres es instalarte de una manera industrial puedes tardar dos o tres años.

"Desaconsejamos totalmente a las empresas que se implanten en Estados Unidos en estos momentos"

En definitiva, lo desaconseja.

Totalmente. Nuestras empresas lo tienen claro y desde luego desaconsejamos cualquier tipo de toma de decisiones en este contexto.

Desde Basque Trade & Investment están asesorando a las empresas vascas. ¿Qué le están transmitiendo? ¿Qué les transmiten ellas?

Hemos puesto en marcha es un help-desk para que todas las empresas puedan trasladarnos sus preocupaciones, sus dudas, sus consultas. Estamos respondiendo a las mismas en 48 horas y, básicamente, la mayor parte de las consultas se refieren a códigos arancelarios y cómo se les aplica el arancel. Luego hay consultas más complejas respecto a operaciones triangulares, normativas de origen, franquicias, exenciones, esa maraña aduanera que es bastante más compleja. Estamos acompañando a la empresa implantada en Estados Unidos, México y China. Y estamos haciendo un seguimiento al minuto de todas las órdenes federales relativas a la imposición de aranceles a las empresas. Actuamos con total rapidez, vamos más adelantados que los propios mecanismos europeos. Además de todo esto, tenemos el Grupo para la Defensa Industrial para acompañar a las empresas, hacer un seguimiento de la situación real y ofrecer certitudes.

¿Están preocupadas las empresas implantadas en Estados Unidos?

Nos preocupa todo, nos preocupa el impacto que puede tener esto en la empresa vasca. La industria es el 40% del PIB de Euskadi, directamente y en teniendo en cuenta todos los servicios, todo lo que está alrededor de la industria. La empresa en Estados Unidos está viviendo todo este proceso también con perplejidad, pero son ellos los que no están trasmitiendo ese wait and see.

Trump ya impuso aranceles en su primer mandato, en 2018. ¿Pilla a las empresas vascas de forma diferente?

Estamos muchísimo más preparados, entonces sí hubo movimientos de nuestras empresas para implantarse en Estados Unidos y México de cara a ser más competitivos y poder reaccionar de otra manera ante este tipo de acontecimientos. Pero es verdad que hay sectores mucho más impactados que nos preocupan más.

"Nos preocupan muchísimo los sectores de automoción y siderurgia, y también las pymes"

¿Como cuáles?

Nos preocupa muchísimo el sector de automoción y el sector siderurgia. En el sector de la automoción, las ventas directas que tenemos a Estados Unidos no son grandes, pero sí que nos afecta lo que denominamos el efecto indirecto. Hemos calculado que nos podría impactar con más de 1.200 millones de euros, precisamente porque las grandes ventas de nuestras empresas en automoción se redirigen luego a Estados Unidos vía Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, con lo cual el impacto es muy importante. También nos importa mucho el sector siderúrgico y aluminio, porque una gran parte de las ventas que hacemos a Estados Unidos están impactadas por los aranceles y además nos preocupa muchísimo el efecto rebote que puede haber con la entrada de producto de terceros países en Europa. Nos preocupan muchísimo las pymes, algunas de ellas tienen una dependencia muy importante de Estados Unidos, por eso la mayor parte de las acciones que hemos puesto en marcha han sido para ayudar a las pymes y esperamos cubrir a todas las afectadas. El tejido productivo de Euskadi se compone con pymes que son las campeonas del éxito de la industria de Euskadi.

Esta semana salió la noticia de que un importador había anulado un pedido a una bodeja de Rioja Alavesa. ¿Se están encontrando más situaciones de este tipo?

Realmente no, ha sido un primer caso y no nos está llegando nada de este tipo, pero sí nos están diciendo que muchos distribuidores están intentando renegociar las condiciones contractuales. En las encuestas que hemos estado realizando al tejido industrial, más que el impacto directo o indirecto, lo que preocupaba realmente es el efecto rebote, sobre todo en el sector de la fundición, siderurgia. Nos decían desde la Dirección General de Comercio y Consumo que son conscientes de la situación, que ya tienen una serie de sospechosos habituales. Europa tiene normas y mecanismos de control. 

¿Cómo puede afectarnos la escalada entre Estados Unidos y China?

Fundamentalmente nos puede afectar con el efecto rebote. Al igual que Estados Unidos y México son dos ecosistemas muy próximos, China es el gran proveedor del mercado estadounidense. Nos preocupa que en el momento que se cierre el mercado estadounidense, ese plus que tiene China se redirija al mercado europeo, que es el segundo mercado mundial de consumo, es un mercado abierto y desde luego el destino natural de todos esos materiales. China además funciona con un modelo de sobrecapacidad, tiene problemas de falta de consumo interno, siguen sin digerir la burbuja inmobiliaria, tiene cada vez unos costes más altos y también tiene que reposicionarse en el contexto internacional, así que nos preocupa sobre todo el efecto rebote, tanto en Europa como en una serie de mercados en los que nosotros también somos muy importantes, porque en sectores en los que nosotros estamos muy internacionalizados como en la máquina-herramienta, China cada vez es más potente, tiene un componente más tecnológico y nos preocupa la competencia directa.