El sector financiero es clave para la economía, actuando como intermediario entre ahorradores e inversores facilitando así la financiación de las empresas para crecer, desarrollar nuevos proyectos, generar empleo y crecimiento económico. En Europa los bancos siguen siendo los principales financiadores de las empresas, con los mercados de capitales, especialmente en el segmento de grandes corporaciones, en segundo lugar. Sin embargo, en la última década está ganando terreno, aunque todavía con una presencia muy pequeña, la financiación alternativa. Esta nueva opción es clave para la diversificación de la financiación en el segmento de menor tamaño de las grandes empresas y en el de las pymes.
En la última década está ganando terreno la financiación alternativa, que son todas las entidades que desarrollan actividades de crédito fuera del ámbito bancario regulado.
Con la financiación alternativa nos referimos a todas las entidades que desarrollan actividades de crédito fuera del ámbito bancario regulado, son fondos de inversión que proporcionan crédito directamente a empresas, Fintechs, compañías de leasing o de factoring o de crédito al consumo, crowndfunding... Este conjunto de entidades, heterogéneas de naturaleza, suponían ya a finales del 2022 casi un 14% de los activos financieros globales según el Consejo de Estabilidad Financiera.
Dentro de la financiación alternativa, la más relevante corresponde a los fondos de deuda privada que acumulaban a finales del 2023 a nivel global 1,6 billones $ de AuMs según el informe Global Preqin 2024, con un crecimiento medio anual en los últimos años por encima del 15%. Según esta misma fuente, se espera que sus AuMs crezcan anualmente alrededor del 11% hasta el 2027.
Por geografías, EE.UU., país pionero en la desintermediación bancaria, es el principal mercado mundial para la deuda privada con más de 4.000 fondos activos. Sin embargo, el peso de Europa ha crecido en la última década, representado actualmente alrededor del 30% de los AuMs mundiales con unos 1.700 fondos activos, siendo Reino Unido el país donde más desarrollado está este tipo de financiación, seguido de Francia y Alemania. En España la presencia de estos fondos es todavía pequeña.
EE.UU., país pionero en la desintermediación bancaria, es el principal mercado mundial para la deuda privada con más de 4.000 fondos activos
Un fondo de deuda privada es un vehículo de inversión colectiva dedicado a prestar dinero a empresas que, por una razón u otra, no quieren o no pueden acceder a la financiación bancaria tradicional. Estos fondos reúnen capital de inversores, tanto institucionales como particulares, para invertirlo en una diversidad de préstamos y otros instrumentos de deuda privada.
Desde el punto de vista de las empresas, la existencia y desarrollo de este tipo de financiación es muy positivo y necesario, por varias razones, la primera, porque permite cubrir huecos donde la financiación bancaria no llega, principalmente por la mayor exigencia regulatoria bancaria tras la gran crisis financiera; la segunda, porque es una financiación 100% flexible y customizada y por tanto, adecuada en determinadas operaciones y situaciones corporativas; y la tercera, porque permite diversificar la financiación de las empresas, factor que se apreció como muy necesario y clave en el periodo de la gran crisis. La diversificación de las fuentes de financiación de las empresas aumenta su capacidad de resiliencia en el corto, medio y largo plazo, limitando su vulnerabilidad financiera en escenarios adversos. Así, los fondos de deuda privada son un claro complemento a la financiación bancaria.
La deuda privada tiene un coste nominal más alto que la deuda tradicional bancaria, pero tiene la ventaja de su flexibilidad.
Es cierto que esta deuda tiene un coste nominal más alto que la deuda tradicional bancaria, pero tiene la ventaja de su flexibilidad. Sus vencimientos se adaptan a las necesidades de cada empresa y esto les hace muy adecuadas en situaciones de stress, pero también para empresas de calidad crediticia que en un momento puntual necesitan flexibilidad y rapidez, por ejemplo, cuando realizan operaciones de M&A, proyectos de expansión o salidas de un accionista. Como decíamos antes, es un buen complemento para la deuda tradicional bancaria. Es cara como deuda, pero también puede considerarse como una financiación cercana a capital, una forma de capital barato.
Otro factor positivo de este tipo de deuda es que puede ser utilizado por compañías que por su tamaño tienen más dificultad para llegar a la otra gran opción de diversificación de deuda bancaria, la emisión de bonos y pagares en el mercado de capitales. Como bien sabemos, el mercado de capitales en Europa ha ampliado su espectro de emisores de grandes corporaciones a compañías medianas-grandes, en parte gracias al éxito de los mercados alternativos. Aún así, las compañías pequeñas tienen dificultades para acudir a los mercados. Los fondos de deuda privada permiten a este espectro más pequeño de empresas acceder a otro tipo de deuda distinta a la bancaria.
Los fondos de deuda privada tienen un enorme potencial de crecimiento en Europa
Para el sistema bancario, aunque este tipo de fondos se pueden percibir como competencia en la oferta de créditos, también les abre una nueva vía de negocio: colaborando con los fondos o participando en ellos, incluso siendo su único inversor, diversifican su presencia en empresas y aprovechan las atractivas rentabilidades de estos negocios.
Analizándolo desde el punto de vista del inversor del fondo, este es un producto de riesgo y claramente ilíquido. Un crédito directo a empresa tiene una naturaleza asimétrica, si la empresa va mal se puede perder todo. En cualquier caso, la diversificación del propio fondo reduce el riesgo del conjunto. El crecimiento del tamaño de los fondos de deuda privada en el medio / largo plazo ampliará este beneficio de la diversificación. Por otro lado, no hay que olvidar el intenso y profundo proceso interno de análisis que el propio fondo realiza antes de cerrar una operación, clave también para la reducción y el control del riesgo.
En conclusión, los fondos de deuda privada tienen un enorme potencial de crecimiento en Europa, encontrándonos todavía muy lejos de la importancia y el desarrollo que tienen en EE.UU. Estos fondos van a jugar un papel clave como complemento de la financiación bancaria y diversificación de la financiación empresarial, en especial en los segmentos de menor tamaño.