La entrevista se celebra en el despacho de la consejera en Lakua. El frío acecha en las calles de Gasteiz y anticipa la llegada del invierno, que se ha hecho de rogar pero nunca falta a la cita. En la conversación asoma la bajada de la temperatura económica vasca, que tampoco falla cuando el tejido productivo está rodeado como ahora por la niebla de la incertidumbre. Otra cosa es el nivel al que caerá el termómetro y el dinamismo en los proyectos y la inversión garantizan, a juicio de Arantxa Tapia, que Euskadi no caerá de la zona templada.
¿Cómo afronta la industria vasca el escenario de ralentización?
A finales de julio de 2022 se preveía una situación mucho más compleja, Los precios de la energía subían, la inflación crecía sin control, los tipos de interés aumentaban… La incertidumbre y la tensión se palpaba en la industria vasca. Sin embargo, a la vuelta del verano se vio que la subida de los costes de producción era importante y en muchos casos no se podía llevar a precios finales, pero la actividad industrial y el empleo continuaba creciendo. Este año todos esos elementos están sobre la mesa y hay más incertidumbre en torno a qué va a ocurrir en China con la apertura de las fronteras. Hay preocupación por que Europa, China y EE.UU. van a crecer menos.
¿Ralentización o recesión?
A día de hoy, no prevemos una recesión. Pero veo a nuestras empresas con ilusión, con ganas de poner en marcha proyectos y, sobre todo, con gran actividad en cuestiones como la digitalización y la transición energética y eso nos van a ayudar a continuar creciendo. Hay otro elemento importante, que son los fondos europeos, muy esperados por parte de nuestra industria y que llegan casi con cuentagotas y que ralentizan las inversiones. Los proyectos no se pueden iniciar hasta que se adjudican las ayudas, se retrasan y eso también ralentiza el crecimiento. Con lo cual, si conseguimos limitar la inflación -y parece que es así-, si los precios de la energía también se contienen -y la UE está dando una respuesta-, si el precio del dinero también se relaja y los recursos europeos llegan, podremos conservar el crecimiento todo el año.
Respecto a los fondos europeos, ¿han asumido ya las empresas que tendrán que poner recursos propios para no retrasar más los proyectos? Llevamos mucho tiempo escuchando que no llegan.
Es un mantra que escuchamos porque es la realidad. Están llegando algunos fondos a proyectos públicos que se están poniendo en marcha. Pero, sobre todo, nuestra pyme no está recibiendo esos recursos. Hay convocatorias que también ayudan, pero los grandes recursos, los grandes Perte, no han arrancado todavía. Solo el del Vehículo Eléctrico Conectado (VEC) se ha adjudicado, pero con grandes dificultades. Uno de los grandes actores en este Perte, Paco Riberas, presidente de Gestamp, advirtió el miércoles pasado de que es muy difícil aplicar esos recursos y de que se está ralentizando la inversión.
¿Se pararán los proyectos?
Las pymes no ven esos recursos y muchas están trabajando con sus recursos propios. No puede ser de otra manera, porque si no abordamos la digitalización, la descarbonización y las energías renovables nos vamos a quedar atrás desde el punto de vista de competitividad. No nos lo podemos permitir. Y desde el Gobierno vasco siempre hemos dicho que con nuestros recursos pondremos los medios necesarios para que eso se pueda llevar a cabo. Quizá no a la velocidad deseable, pero no podemos parar. Es nuestra política y seguiremos adelante.
Con el estallido de la pandemia las empresas constataron la necesidad de reforzar las cadenas de proveedores locales. ¿Se ha avanzado?
En el tema del VEC, en el proyecto de Mercedes, que es el que mayor dimensión tiene en Euskadi, se ha trabajado de forma muy activa por parte de Mercedes y por toda su cadena de suministro habitual en potenciar la participación local. Se está trabajando para que las baterías y otros componentes sean de desarrollo local. Permitirá generar una cadena de proveedores distinta: el vehículo eléctrico nada tiene que ver con el de combustión interna y es una oportunidad. Ese es un ámbito de actuación, pero es una dinámica generalizada. Los problemas logísticos durante la pandemia y luego por la guerra de Ucrania nos han hecho abrir los ojos. También en lo relativo a los microchips, no es asumible parar nuestra producción por la escasez de suministros. Los eslabones clave de la cadena de suministro deben ser cercanos.
"Hay una gran actividad en las empresas vascas en digitalización y transición energética y eso nos va a ayudar a seguir creciendo"
¿Qué segmentos industriales pueden sufrir más este año?
No hablaría de segmentos industrial, si no compañías concretas. Cuando ha sufrido el sector de la automoción porque no estaba claro si el vehículo eléctrico iba a seguir avanzando, había empresas como CIE Automotive que crecían mientras otras sufrían. Mirando a sectores como la siderurgia, Sidenor está comprando compañías y desarrollando proyectos mientras otras siderúrgicas están pasando dificultades. Si somos capaces de ser competitivos, poner en el mercado productos por los que se va a pagar más y somos capaces desarrollar tecnología en las cadenas de suministro, vamos a acertar. Las empresas que están cogiendo el tren de esas nuevas tecnologías, con capacidad de financiación y con talento en las personas para asumir nuevas tareas, van a tener éxito estén en el sector que estén.
¿Han interiorizado ya las empresas que les toca vivir con tipos de interés y precios de materias primas altos o se impone la preocupación?
Las dos cosas. Hay empresas que ya han interiorizado que hay que trabajar en un ámbito de incertidumbre, que no hay seguridad y hay que seguir adelante, pero también hay preocupación. Los incrementos de costes suponen una reducción de márgenes porque es muy difícil trasladarlos a precios. Se trabaja en reducir esos costes para afrontar inversiones. Hemos hablado de acortar cadenas de suministro, pero no hay que olvidar que la internacionalización sigue estando ahí. Nuestras compañías tienen que acompañar a sus grandes clientes allí donde se establezcan en el sector manufacturero, en el energético o en el de biosalud. Cadenas de suministro cercanas, con capacidad de actuación, pero también acompañamiento internacional.
Ha comentado antes la inversión en Mercedes, pero las empresas vascas también invierten fuera. ¿Hacía donde se inclina la balanza?
No se trata de quién gana o quién pierde, sino de si somos capaces en Euskadi de ser atractivos, captar inversiones internacionales, mantenerlas aquí y hacerlas crecer. Mercedes lleva muchos años aquí, la hemos cuidado para que se quede, es un ejemplo muy claro, pero no es el único. Y, al mismo tiempo, nuestra empresa local tiene que ser más multinacional, más internacional, con más adquisiciones y más posicionamiento. No es solo que la empresa vasca se quede en Euskadi, tenemos que tener una visión más amplia y abierta. Y además de del sector de automoción, en biosalud tenemos inversiones muy importantes. Hay tecnología trasladada a desarrollo empresarial, como ocurre con el sector energético. Tenemos que ser capaces de atraer, pero también de salir. De lo contrario nuestra empresa no va a poder competir a nivel internacional.
Ese debate entronca con el debate del arraigo.
El debate del arraigo lo vamos a tener siempre. Muchas veces pensamos que el arraigo es solo ser de aquí, pero arraigo son muchas cosas más: desarrollo de personas, de talento, de medios de producción, de empleo… Y tenemos numerosas empresas internacionales ubicadas en Euskadi desde hace mucho tiempo que no son locales, pero se han desarrollado aquí. Otras han cambiado la propiedad y sin embargo siguen trabajando en Euskadi porque tenemos proveedores, personas preparadas e instituciones cercanas. Es importante tener capacidad en la toma de decisiones, al igual que trabajar como Gobierno para tomar participaciones en empresas. Pero también hay dinero local, fondos que se han constituido, y gran dinamismo desde ese punto de vista. Personas y familias que tienen capacidades y recursos y que quieren invertir en Euskadi. Se ha producido un cambio a positivo y tenemos que aprovecharlo. Lo decía el lehendakari en el debate de política general: Necesitamos un cluster financiero que nos ayude a que la economía crezca y tenemos mimbres para hacerlo.
¿Está en marcha ese cluster?
Por la época del terrorismo, por esa situación tan compleja que vivimos durante muchos años, familias con recursos eran reacias a invertir en Euskadi y eso ha cambiado mucho. Tenemos empresas muy atractivas y hay recursos suficientes más allá de los bancarios más típicos. Recursos privados, públicos y de nuestras Entidades de Previsión Social Voluntaria, que mueven muchos recursos y que tienen capacidad de invertir en Euskadi. Cada uno, desde sus capacidades, tiene recursos para pensar como apoyar ese arraigo y esa toma de participaciones en empresas de una forma casi conjunta. Pero no solo eso, que nuestras empresas tengan capacidad de financiación a través de otros mecanismos más allá del puramente financiero.
"Las pymes no ven los fondos europeos y están trabajando con recursos propios porque si no se quedarán atrás respecto a sus competidores"
¿Entrará el Gobierno vasco en otras empresas los próximos meses?
En dos o tres meses seguramente no, pero la vocación es seguir tomando participaciones en empresas.
El conflicto laboral del metal vizcaino es casi una excepción, ¿percibe paz social a pesar de las demandas de trasladar el IPC a los sueldos?
Adecuar el IPC a los salarios dependerá de la empresa y sus circunstancias. Los grandes conflictos que se trasladan a la ciudadanía están focalizados en el metal vizcaino. Espero que se llegue a un acuerdo en breve y veo voluntad por ambas partes, cuando además se está pidiendo la mediación del Gobierno. Pero no nos podemos olvidar de que hay muchas pequeñas empresas que no están en los medios y que tienen dificultades. Y como Gobierno nos toca atender a todos y a todas. Es una situación complicada. Cada empresa es diferente. Algunas tendrán la posibilidad de ajustar salarios de forma más eficiente y otras tendrán que apretarse más. Por eso hay que trabajar en ese modelo más participativo de las personas en las empresas, ser conscientes de que hay que trabajar juntos, en los buenos y en los malos momentos.
"Si Europa no agiliza la tramitación de renovables no vamos a llegar a tiempo”
Euskadi acelera en el campo de la energía eólica, ¿ha cambiado la percepción social al respecto?
La ciudadanía, sin entrar a valorar posiciones políticas, percibe que si tuviéramos una fuente de generación de energía más cercana los precios serían menores. Si tuviéramos más energía renovable, no dependeríamos tanto del gas y la transición sería más rápida. Esta situación no es nueva y llevábamos tiempo trabajando en ella como Gobierno, pero ahora ha calado en la ciudadanía. Otra cosa es bajar al detalle, a las localizaciones de esas infraestructuras. Tenemos que ir a los emplazamientos con unas declaraciones de impacto ambiental y un respeto riguroso con el entorno. Por otra parte está para qué queremos esa energía o a quién se la dedicamos. Si es a la ciudadanía y las empresas del entorno, incluso con una participación, es más aceptable.
¿Siguiendo el modelo de Ekian, el parque fotovoltaico de Arasur?
En Ekian participan y absorben la energía alrededor de veinte empresas. Tambien hemos puesto en marcha otras con pequeñas empresas de usuarios en diferentes municipios y ese tiene que ser el modelo: tener un parque eólico o fotovoltaico cerca pero con beneficio es directo.
"La ciudadanía percibe que si tuviéramos fuentes de generación de energía cercanas y renovables el precio sería más bajo"
¿Cuándo alcanzará Euskadi una potencia renovable aceptable?
Hay varios proyectos sobre la mesa, con diferentes velocidades. Si a finales de este año o principios del próximo arrancamos con algunos de estos proyectos, el tiempo de desarrollo es de dos o tres años. Es una carrera de largo plazo. Si la UE de verdad cree en la transición energética lo tenemos que hacer rápido, Tenemos que ser ágiles en la tramitación administrativa. No digo para siempre, pero si de aquí a 2030 tenemos que instalar toda la potencia que Europa dice que va a instalar, o somos rápidos o no vamos a llegar a tiempo. La tecnología la tenemos, intentemos las administraciones, siendo rigurosas, ser también más rápidas Más ágiles en la respuesta y en la puesta en marcha.
¿Da por zanjada la crisis que haya podido haber del ‘caso de Miguel’?
En ningún caso hemos considerado que haya sido una crisis. Dado que no estaban privados de libertad tenían sus derechos laborales intactos. Por tanto, podían continuar ejerciendo sus funciones. Crisis ninguna. Llevamos más de doce años en esta situación, no es novedosa. La sentencia es ya firme y hemos ordenado la suspensión.
"No consideramos que el ‘caso de Miguel’ haya sido una crisis, cuando la sentencia ha sido firme hemos ordenado los ceses"
¿Cuándo se hará efectiva el cese?
A la mayor brevedad, cuando tengamos toda la documentación jurídica preparada.
Eso no va a evitar que siga el ruido en un contexto preelectoral.
Bueno. Me llama la atención que pongamos en el foco solo a las personas que han sido condenadas con una sentencia firme, cuando también hay una sentencia firme de una persona que ha sido absuelta, Julián Sánchez Alegría. Ha habido muchas dudas y ha quedado libre de esa carga. También hay que poner en valor que esa persona actuó de forma correcta, así lo ha dicho el Supremo, y que se le ha hecho daño durante todo este proceso, que se ha alargado durante muchos años. Unos han tenido sus derechos intactos trabajando, pero a esta persona se le ha hecho mucho daño y ahora ha quedado absuelta. Nos tocaba trabajar y tomar las decisiones que hemos tenido que tomar para preservar los derechos de esos trabajadores.