El número de vacantes laborales sin cubrir se ha convertido en uno de los asuntos de debate en la esfera económica en las últimas semanas. El pasado lunes, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, mantuvo una reunión con patronal y sindicatos, después de que los empresarios hayan alertado de que algo más de 100.000 puestos, principalmente en el sector servicios, están sin ocupar por falta de mano de obra.

Es un asunto complejo, ya que confluyen distintos factores. Hostelería y construcción están en boca de todos por ser categorías en las que, en el pasado, fue fácil reclutar empleados, sobre todo jóvenes. "Este no es un problema nuevo. En el SEPE siempre ha habido un registro histórico de puestos sin cubrir", afirma Raúl Arza, de UGT-Euskadi, que reivindica "mejores condiciones" salariales y laborales, así como un entendimiento entre los agentes sociales para "casar" las necesidades de las empresas y las demandas de los trabajadores, un proceso para el que considera imprescindible una formación útil para ambas partes.

Además, como explica Sara Martínez de Morentin Osés, profesora de Economía de la UPNA, "muchas personas que trabajan en la hostelería o la construcción, tan afectados por las consecuencias de la pandemia, se han reubicado en otras actividades. Quizás las condiciones laborales que de ofrecen ahora mismo no son suficientes para que este personal regrese a su antiguo sector: muchos negocios han visto incrementados sus costes por la inflación y mermada su economía por la pandemia, y no pueden ofrecer salarios más elevados", argumenta.

En otros sectores, como el tecnológico, el problema está en la escasez de trabajadores cualificados. "Retener el talento es uno de los debates del futuro", dice el economista Iñaki Fernández de Gamboa. La rotación en los empleos digitales, con cada vez mejores remuneraciones, es altísima. "Es uno de los apartados donde más difícil es cubrir las vacantes, y es preocupante dado el desafío de la transformación digital", dice la docente de la UPNA. -