La industria atunera internacional aspira a mantener su facturación y sus esfuerzos para una pesca responsable, con España en los primeros puestos, a pesar de un año de encarecimiento del gasóleo y de las materias primas, que se agrava con la guerra.
El Día Mundial del Atún pone de realce cada 2 de mayo el papel de una especie que representa el 20 % del valor de la pesca marítima global y más de siete millones de toneladas de capturas, así como su importancia para el empleo y la seguridad alimentaria de familias de 96 países.
La conmemoración, iniciativa de Naciones Unidas, llega esta vez con esperanzas en los avances de flotas como la española hacia una actividad más responsable con el medio ambiente y los derechos laborales, pero también con preocupación sobre el efecto de la invasión rusa de Ucrania en el alza de la energía y de otras materias primas.
España, líder atunero
España es el primer país europeo en la extracción y transformación de atunes; a escala mundial es el segundo en la fabricación de conservas (solo superado por Tailandia) y en la exportación general atunera se disputa la segunda plaza con Ecuador, según datos de la ONU y del sector.
Unas 640 empresas españolas producen el 64 % del total del atún transformado europeo, de acuerdo a un estudio del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) y la Universidad de Baleares (UIB).
Cuando una persona come atún enlatado en cualquier parte del mundo, refleja el estudio balear, seguramente ingiere especies distintas de túnidos tropicales: el listado, el rabil o el patudo son las variedades más abundantes usadas por la industria.
La flota española dedicada a esas tres clases opera en tres océanos y tiene como puertos principales de desembarco Seychelles, en el Índico; Costa de Marfil, Senegal y Cabo Verde, en el Atlántico; y Ecuador, en el Pacífico.
En fresco, la pesquería es también una parte importante del patrimonio litoral y gastronómico español, ya sea por el atún blanco (bonito) o por el atún rojo.
España es la nación europea que más atún rojo captura en el Atlántico oriental y Mediterráneo, con artes de cerco, almadraba, aparejos artesanales en Canarias y en otras zonas del litoral.
El rojo ha sido comercializado tradicionalmente en Japón, como ingrediente de "sushi", pero España lo vende en la actualidad a muchos otros destinos, con un crecimiento del consumo nacional notable en la última década.
Alza de costes agravada por la guerra
Los fabricantes de latas de atún han experimentado en el último año un incremento de costes que oscila entre el 27 % y el 32 %, pero confían en mantener su facturación en 2022, según la patronal conservera Anfaco-Cecopesca.
La subida de materias primas como el aluminio -expuesto a las sanciones a Rusia-, el encarecimiento del gasto energético y la evolución de los precios preocupan a las industrias conserveras, que han expresado incertidumbre sobre hasta qué punto podrá controlarse la inflación en España.
También han vivido la carestía de aceite de girasol, ante el recorte de oferta de Ucrania y espirales en las cotizaciones de otros aceites.
Por un trato digno a los tripulantes
La flota española del atún tropical agrupada en Opagac y la patronal europea Europêche han defendido en el último año que el respeto a los derechos sociales prime en el comercio y que la Unión Europea (UE) vigile las latas con pescado de países donde sus armadores permiten malas condiciones laborales a bordo, apuntando a los asiáticos.
Empresas vinculadas a la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac) han pedido esta semana que las cadenas de distribución incluyan ese factor social en sus políticas de compras y ofrezcan a los clientes atún sostenible.
Opagac agrupa a nueve compañías armadoras, compuesta por 48 buques de cerco, que extraen 380.000 toneladas anuales, el 8 % de la captura mundial.
Por su parte, la organización MSC ha celebrado que un 39 % de las descargas mundiales de atún con fines comerciales tengan su certificación de pesca sostenible y que en España las ventas con ese marchamo se hayan expandido, al mismo ritmo que el compromiso verde de la flota.