El euríbor, el principal tipo de interés asociado a las hipotecas, regresó la semana pasada a cotas positivas por primera vez desde 2016. Un leve incremento, del 0,005%, pero que anticipa nuevas subidas en las cuotas mensuales para todos aquellos clientes que tengan un crédito hipotecario a tipo variable. Una pésima noticia para miles de familias en un momento en el que a la altísima inflación general se une un contexto de dudas persistentes sobre la evolución de la economía en los próximos meses.

Este tipo de interés regula la oferta interbancaria de las entidades europeas. Es decir, funciona como la tasa que marca el precio del dinero que los bancos se prestan entre sí. Desde 2016 se encontraba en valores negativos, lo que había aliviado una multitud de préstamos para la compra de vivienda, si bien desde septiembre del año pasado se encontraba en crecimiento. El gran vuelco en su desarrollo reciente se produjo el mes pasado, cuando los altos niveles de precios ya presagiaban movimientos en la política monetaria. Y es que la más que probable decisión del BCE, aún no confirmada pero insinuada la semana pasada, de subir los tipos de interés para contrarrestar la inflación dibujaba un camino propicio para que el euríbor retornase a valores positivos. La última vez que el tipo de interés estuvo en tasa positiva fue el 4 de febrero del año 2016 (0,002%).

Con el euríbor en negativo, el cliente hipotecado abona solo el diferencial pactado -que suele oscilar normalmente entre 0,25% y 1,25%- sin restarle lo que marque el indicador. En el aspecto real, esto se reflejaba en que las cuotas llevaban seis años práticamente inalteradas. En cambio, a partir de ahora, con la vuelta al terreno positivo, las cuotas mensuales de las hipotecas a tipo variable empezarán a aumentar de nuevo. Por supuesto, dependerá de cada crédito contratado y sus condiciones, pero la horquilla de incrementos anuales a desembolsar estaría, si se cumplen las previsiones de evolución del euríbor, entre los 140 y los 180 euros.

Todas estas noticias aclaran el panorama de la banca, que busca retomar rendimientos en el apartado inmobiliario en un momento en el que crece la atracción por la búsqueda de vivienda, pero enturbia el futuro inmediato de miles de hogares con hipoteca variable y que deben afrontar también un horizonte marcado por las subidas de precios en todos los bienes y servicios. Por otra parte, la recuperación iniciada el año pasado no está trayendo aparejada un alza de los salarios, lo que está dañando seriamente el poder adquisitivo de las familias. Los clientes con una hipoteca fija, un producto financiero que el sector ha tratado de promover en el último lustro, no se verán afectados por la subida del euríbor, ya que sus préstamos no están referenciados a él.

Firma de nuevas hipotecas

Aunque los expertos no vislumbran una nueva burbuja inmobiliaria, lo cierto es que la pandemia ha reforzado el sentido de la vivienda como valor refugio del capital para los compradores. El pasado mes de enero se firmaron en el Estado un 29,4% más de hipotecas que un año antes, según el INE, mientras que el importe medio subió un 9,5%, hasta los 141.427 euros. Según la plataforma Inviertis, el interés en el mercado inmobiliario se ha disparado un 400% desde el pasado mes de noviembre.