- Ayer entró en vigor el descuento mínimo por ley de 20 céntimos por litro en la compra de carburante provocando el caos en las gasolineras de todo el Estado y las críticas del sector, tanto entre las propias empresas como dirigidas al Gobierno. La afluencia de conductores a las gasolineras se disparó después de varios días de menor tráfico de clientes y de repostajes de menor importe -a la espera de la bonificación-, lo que derivó en colas en las horas pico para llenar el depósito por entre 10 y 15 euros menos, en el caso de turismos estándar.

La confusión fue la nota común entre usuarios y trabajadores de las gasolineras, e incluso algún cliente prefirió repostar sin rebaja para agilizar el proceso; además, algunas compañías han registrado problemas técnicos a la hora de aplicar la bonificación. Fue el caso por ejemplo de Repsol, que sufrió incidentes en su sistema informático ante la avalancha de clientes a primera hora, lo que derivó en el cierre temporal de algunos puntos de venta. La petrolera, dueña de unas 3.300 estaciones de servicio en el Estado -más de una cuarta parte de las 11.650 repartidas por todo el país-, explicó que ha multiplicado por cinco sus operaciones respecto a un día normal.

El descuento forma parte del paquete de medidas del Gobierno para paliar el impacto económico de la guerra en Ucrania y se produce después de semanas de fuertes subidas en el precio de los combustibles -de un 25% en el gasóleo y un 14% en la gasolina desde el inicio del ataque ruso-, lo que ha contribuido también ha disparar todavía más la inflación. Para contrarrestar la subida, desde ayer las gasolineras deben aplicar un descuento mínimo de 20 céntimos por litro: 15 céntimos proceden siempre de las arcas públicas y los restantes 5 son soportados por las empresas, en el caso de las grandes petroleras, y son sufragados igualmente por el Estado, en el caso de las pequeñas.

Mientras que firmas como Repsol o Cepsa anunciaron ayer que amplían la bonificación -pasará a 30 para aquellos que estén vinculados a sus programas de fidelización-, todas las asociaciones patronales del sector advirtieron de las dificultades de liquidez que entraña para las compañías la puesta en marcha de esta medida. De hecho, la propia CEOE alertó de la “dramática situación” a la que se enfrentan las estaciones de servicio por tener que adelantar este descuento, sin descartar cierres en el sector de las gasolineras.

Mientras, las protestas de los consumidores se multiplicaron también. La presidenta de la asociación que agrupa a las gasolineras de Lugo y vicepresidenta de la federación autonómica, Lourdes Franjo, destacó por ejemplo que, en su establecimiento, “aún no eran ni las diez de la mañana” y tenía ya sobre la mesa “tres reclamaciones de clientes”.

La Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES) ha estimado que entre 100 y 150 establecimientos decidieron cerrar ayer debido a las dudas sobre el funcionamiento del descuento, que obliga a las empresas a avanzar el dinero correspondiente a la bonificación sin saber exactamente cuándo se lo devolverá el Estado. El presidente de la entidad, Jorge de Benito, defendió que las estaciones “no pueden vender a pérdidas” y su margen no es de 20 céntimos por litro: “Estamos muy preocupados, cada vez que entra un coche de media le estamos dando entre 15 y 10 euros (de descuento) y 200 o 300 a un camión”, explicó.

La bonificación y la confusión también ha elevado la tensión interna en el sector, y las gasolineras automáticas y de bajo coste incluso estudian la posibilidad de denunciar ante Competencia a las grandes petroleras por considerar que han iniciado una campaña “agresiva” en precios que, en algunos puntos del país, puede incluso “incumplir la ley al vender por debajo de coste”.

El presidente y fundador del grupo Moure (dueño de las gasolineras Autonetoil y los centros de lavado Elefante Azul), Marcos Moure, miembro también de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas, opinó que las grandes petroleras han decidido “aprovechar la ocasión” para intentar quitarse competencia aumentando los descuentos, lo que ha derivado en que su precio de venta final es igual o inferior incluso al de muchas estaciones low cost.