- Hay dinero para invertir y proyectos a los que destinarlo pero falta una parte esencial de la ecuación, los fondos de reactivación de la Unión Europea, que están llegando a Euskadi “con cuentagotas” y con menor caudal del que le corresponde por su peso en la economía estatal. La consejera vasca de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, cuestionó ayer de nuevo la gestión por parte del Gobierno español de los recursos que manan del grifo de Bruselas.

La primera objeción es el reparto, que el Ejecutivo vasco considera que se ha quedado corto en relación al perfil industrial de la CAV. A ello hay que añadir que el proceso no avanza con la velocidad que requiere un desplome de la economía tan abrupto como el que generó el covid el año pasado. Euskadi lleva meses lamentando la situación, que, buscando un simil, cada vez se parece más a tener un buen coche, pero no poder arrancarlo porque el viaje es largo y el depósito está medio lleno.

El Gobierno de Iñigo Urkullu ha asegurado en varias ocasiones que activará los proyectos que considere estratégicos con o sin dinero de Europa, pero necesita saber hasta dónde llegará la cobertura de los fondos Next antes de actuar. Y a día de hoy no cuenta con esa información.

Precisamente, la secretaria de Estado de Digitalización, Carme Artigas, destacó ayer en una visita a Bilbao que el Ejecutivo central ya ha anunciado cuatro Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE). Se trata del del vehículo eléctrico conectado, salud de vanguardia, hidrógeno verde y agroalimentación. También reveló que próximamente se anunciará otro ligado a las tecnologías del lenguaje. Sin embargo, no dio ninguna pista sobre cuándo se presentará, por ejemplo, uno muy esperado en Euskadi, el de la industria aeroespacial. La directora general del cluster aeronáutico vasco, Hega, Ana Villate, apremió al Gobierno central hace unas semanas en una entrevista en este diario a concretar plazos. Sigue sin hacerlo y son este tipo de cuestiones las que están generando malestar tanto en Lakua como en el tejido empresarial vasco.

En Radio Euskadi, Tapia entró en esta cuestión. La consejera confía a en que las “grandes” ayudas que “tienen que transformar” la economía vasca lleguen en las convocatorias de 2022, pero no tiene ninguna certeza.

En este sentido, se refirió a la recaudación “récord” alcanzada por las haciendas forales el año pasado y resaltó que, tras el Consejo Vasco de Finanzas del lunes, tanto el consejero de Economía y Hacienda como los tres diputados generales “comentaban que antes de que en Europa se vuelva a una situación de mayor contención” hay que “aprovechar estos recursos adicionales para promover nuevas infraestructuras y nuevos proyectos estratégicos”. Serían, según apuntó, “los definidos en Euskadi-Next”, que, de momento, no cuentan en todos los casos con las vías de financiación necesarias.

Por ello, consideró que “es el momento de que todos trabajemos conjuntamente y consigamos llevar adelante y dar un impulso definitivo a esos proyectos”. “Es la gran oportunidad y no debemos dejarla pasar”, insistió.

Tras afirmar que Euskadi está en estos momentos en una situación “un tanto complicada a nivel social”, dijo que la situación económica “permite abordar esa serie de proyectos que tiene que poner en marcha no solamente desde las instituciones públicas, sino de acuerdo con todos los agentes privados”.

A pesar de ese carácter estratégico, los fondos europeos están llegando “casi con cuentagotas”. Tapia indicó que hay recursos que ya se han repartido en las conferencias sectoriales para distintos ámbitos de trabajo y cada uno de los departamentos del Gobierno Vasco ha recibido fondos. No obstante, “los grandes importes, los más importantes, los que creemos que son los que tienen que transformar la economía y llegar al tejido productivo son los que todavía están un poco alejados” y no tienen “una definición y un programa ya articulado, preparado y en convocatoria pública”.

“Necesitamos que esos recursos lleguen, además de a las administraciones públicas, a todas esa empresa que es la que se tiene que transformar”, advirtió, para confiar en que este 2022 sea “el año de esas grandes convocatorias y donde nuestra empresa realmente pueda presentar las opciones que tiene y tengamos las oportunidades para las que estamos preparados, que tienen que ser transformadoras de nuestra economía”.

Tapia recordó que el lehendakari, Iñigo Urkullu, ya lo ha dicho “en más de una ocasión: si nos atenemos bien a nuestro porcentaje de PIB sobre la economía del conjunto del Estado, si hablamos de población y si incluso utilizados ese 6,24% que aportamos como consecuencia de nuestro Concierto Económico en el Cupo al Estado no están llegando los recursos correspondientes a Euskadi”.

Con todo, quiso ser “optimista” y pensar que “en los recursos que van a llegar en esas grandes convocatorias vamos a poder recuperar”. “Pero, hasta el día de hoy, en esos recursos que se han repartido en las conferencias sectoriales, estamos muy por debajo de lo que nos corresponde porcentualmente”, reiteró.

Por otro lado, Tapia se refirió al conflicto en Ucrania y a la repercusión que tendría una posible invasión de Rusia. La consejera, que confía en que esa guerra no se declare, dijo que, si el conflicto llegara a producirse”, hay que tener en cuenta que hay empresas vascas ubicadas tanto en Rusia como en Ucrania y que las empresas que son exportadoras “se verían afectadas”.

Pero advirtió de que la consecuencia “más relevante sería la referida a la energía, al gas y al petróleo”. Tapia explicó que Europa llega este invierno con unas reservas “mucho menores de lo que habitualmente existía” por los precios actuales. Al mismo, Rusia ha estado “acumulando esas reservas de gas y enviado a Europa menos gas de lo habitual”. De modo que el precio de la energía daría otro salto si se desata el conflicto bélico.