- El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, señaló ayer que la negativa de la CEOE a apoyar la subida de cotizaciones pactada entre el Gobierno y los agentes sociales “no tiene por qué” llevar a un desacuerdo en la reforma laboral. Es más, Escrivá subrayó que “hay elementos para el acuerdo” y, aunque el plazo para consensuar la reforma del mercado laboral finaliza a finales de este año, “la expectativa” es que las partes “puedan terminar antes”.

El ministro recordó que tanto la reforma laboral como la primera parte de la de pensiones tienen que estar aprobadas antes de final de año porque así lo ha comprometido el Gobierno español con Bruselas en el Plan de Recuperación. Escrivá negó que el hecho de que la CEOE no haya apoyado una parte de esa reforma de pensiones, la que tiene que ver con el diseño del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) y la subida de cotizaciones asociada al mismo, no supone “en absoluto” un fracaso, pues gran parte de la reforma que ahora se tramita en el Parlamento sí cuenta con el aval de la patronal.

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, por su parte, indicó que la patronal está en la mesa de negociación de la reforma laboral “con espíritu de acuerdo” y sin “líneas rojas”, pero añadió que el pacto de Gobierno entre PSOE-Podemos en esta materia difiere de lo que defiende Bruselas. “Vamos a darle espacio y margen (a la negociación), tenemos un mes por delante”, reiteró. Garamendi afirmó que el primer papel que entregó el Gobierno en la mesa de la reforma laboral, que se volvió a reunir hoy, no gustó a la patronal, pero añadió que aún queda un mes y medio para seguir negociando.

“Hemos alcanzado 12 acuerdos en este tiempo y cuando algo se plantea que no es suficiente o no va en la línea adecuada, también decimos que no nos ha gustado”, afirmó Garamendi, que desvinculó la negociación de la reforma laboral del descuelgue de la CEOE del acuerdo de pensiones con los sindicatos, que calificó de “parche” porque no resuelve el problema de suficiencia del sistema público.

Así, dijo que cada mesa de negociación es “independiente” y en una “se puede decir que sí y en otras que no”, pero el acuerdo de pensiones “poco tiene que ver” con la reforma laboral que, a su juicio, debe reducir la temporalidad y el paro juvenil, así como garantizar la “flexiseguridad” de las empresas, que es lo que defiende Bruselas. “Estamos en un momento delicado y es importante cómo se hace (la reforma laboral) para que las empresas tengan flexiseguridad, y ahí es donde vamos a estar”, indicó.

En la misma línea, el secretario general de la Confederación Sindical de CCOO, Unai Sordo, señaló que ve “difícil pero no imposible” llegar a un acuerdo en materia laboral con la CEOE, ya que en la negociación “puede haber márgenes”. “Es difícil porque la actual legislación de 2012 ha precarizado la contratación, abaratado los despidos y ha dado posibilidades a las empresas de empeorar las condiciones de trabajo y cuando se le da tanto poder a una parte es difícil que renuncie a él”, matizó el líder nacional de CCOO.

Sordo sostuvo que desde CCOO consideran que el acuerdo de la reforma laboral tiene que pasar por “recuperar el reequilibrio en la negociación colectiva”. Y apostó por estabilizar la contratación y llegar a un acuerdo “si es posible con la CEOE a la hora de adaptar la figura de los ERTE”.

Temporalidad. Nadia Calviño admitió que tiene “dudas” de que fijar un porcentaje máximo de trabajadores temporales en las empresas sea “una buena solución”. “Hay muchas empresas, sobre todos las grandes, que están por debajo de ese porcentaje. Y, además, cada sector productivo tiene unas determinadas características”, explicó. Aunque en las negociaciones no hay discrepancias sobre el problema de la temporalidad, sí que existen distintos puntos de vista sobre las opciones para atajar el asunto.