- España cerró el año en las últimas posiciones de Europa en el indicador global del Barómetro de la electromovilidad, de la patronal Anfac, con apenas una mejora en su valoración de dos puntos respecto a 2019, con 18,6 puntos sobre 100, mientras que la media europea fue 40 puntos.
La asociación de fabricantes de coches española reconoce que las ventas del coche eléctrico no despegan en el Estado donde su carestía, en torno al 30%, respecto a un turismo convencional, es una barrera de entrada para un país con más de 4 millones de parados, y cuyas características, muy montañoso, caluroso y con la población viviendo en edificios verticales, con los coches aparcados en la calle, a diferencia de la mayoría del norte de Europa, no ayuda a su implantación, sobre todo, con la mínima infraestructura de recarga existente.
Con todo, el sector cree que el coche eléctrico irá afianzándose ya que “los objetivos son ambiciosos, porque el reto de la descarbonización y de la digitalización es urgente y muy exigente para la industria. Asimismo, la movilidad del futuro tiene que seguir mejorando la calidad de vida de las personas, y de los ciudadanos”, según José López-Tafall, director de Anfac.