Las ventas de coches eléctricos no acaban de despegar en Euskadi, ni tampoco en el Estado español, donde todavía suponen un porcentaje muy pequeño de las ventas de automóviles pues su cuota de mercado sólo era del 1,95% en 2020. Y los datos del primer cuatrimestre de este año en el País Vasco son incuestionables. Se han vendido 470 coches eléctricos frente a un total de 7.550 automóviles en el conjunto de la CAV, un 6,2%. El problema es que pese a las presiones de las marcas fabricantes, del lobby eléctrico, y de la Unión Europa, para promocionar el coche eléctrico, el número de turismos a baterías vendidos en Euskadi solo son, por ejemplo, una tercera parte de los demonizados automóviles de tecnología diésel, cuyas ventas en el conjunto de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa han ascendido de enero a abril a 1.422.

Y en Navarra, la situación es similar pues en el periodo enero-abril se han vendido 135 coches eléctricos frente a un total de 2.480, de ellos 479 con motor diésel.

Es verdad que tanto en la CAV como en tierras navarras las ventas de turismos totalmente electrificados han crecido desde el primer cuatrimestre del pasado año a este. Así en la CAV se ha pasado de 234 a 470 unidades y en Navarra, de 58 a 135, pero siguen siendo cifras muy pequeñas.

La Comunidad de Madrid es el territorio donde mejor evolucionan las cifras pero tiene que ver con las magnitudes de la urbe, las restricciones a la circulación en el centro urbano y al hecho de que allí están las sedes de gran parte de las empresas, y en el mercado español, tres de cada cuatro vehículos eléctricos son comprados por flotas.

En el conjunto del Estado español, las matriculaciones de turismos eléctricos alcanzaron las 1.445 unidades en abril de 2021, un 129% más que en el mismo mes de 2019, aunque han caído notablemente respecto al anterior mes de marzo.

Para poner esas cifras en perspectiva hay que tener en cuenta que las matriculaciones totales de coches en el Estado cayeron en abril el 34,2% respecto a abril de 2019 hasta las 78.595 unidades, ello implica que la cuota de mercado de coches eléctricos se situó en el 1,84 %. En el acumulado entre enero y abril de 2021, las matriculaciones de turismos eléctricos alcanzan las 4.891 unidades, un 29,4% más que el mismo periodo de 2020.

¿Por qué los particulares no compran coches eléctricos?. Básicamente por dos motivos: son más caros que los tradicionales y el tema de la recarga, y de paso el de la autonomía, está lejos de estar resuelto.

La primera es que el coche eléctrico no emite gases contaminantes a la atmósfera. No hay tubo de escape. Además, el vehículo eléctrico no hace ruido ni tiene las vibraciones de un motor de combustión.

Es más sencillo de conducir pues combina el cambio automático con una entrega de par de forma instantánea. El resultado es una aceleración sorprendente pero con la creciente implantación de la limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora en las ciudades, su entorno natural, hoy por hoy, apenas es aprovechable.

Otro aspecto positivo es que un vehículo eléctrico es más sencillo en su motorización que uno de combustión interna. Como mínimo tiene un 30% menos de piezas, y por lo tanto menos mantenimiento. No habrá que reparar el tubo de escape, ni cambiar aceite y filtros al motor. Además, los frenos duran mucho más, ya que el sistema de regeneración de energía sirve en un buen número de ocasiones para ayudar a reducir la velocidad.

Respecto al consumo, en un escenario ideal para aquella minoría con garaje propio en su casa y que pueda recargarlo de noche en el mismo, sí es menor y más barato que un coche de combustión. Pero para la realidad de la gente que deja el coche en la calle y que recarga en las electrolineras, la situación se complica. Según la información que desde abril se obliga a poner a disposición de los clientes en las grandes estaciones de servicio, a un usuario que recarga en una electrolinera le cuesta 6,16 euros recorrer 100 kilómetros, más caro que si se usa un coche diesel, que cuesta 5,08 euros, o de GLP, que se pone en 5,54 euros. Sólo es más barato, un euro cada 100 kilómetros, que un coche de gasolina.

La primera es que los coches eléctricos son más caros que los de gasolina. Por poner un ejemplo de un vehículo hecho en España. Un Citroën C4 de gasolina con 130 caballos parte de 21.700 euros; un Citroën eC4 sale desde 32.400 euros. Un Fiat 500 eléctrico cuesta desde 24.900 euros y uno de gasolina desde 16.850. Un Volkswagen Golf de gasolina cuesta desde 25.755 euros y el ID3 eléctrico más barato está en 36.145.

Otro problema es la autonomía que es inferior a la de los motores de combustión. Pocos eléctricos superan los 400 kilómetros reales mientras que pocos de gasolina bajan de los 600 kilómetros. Y por supuesto olvídese de circular con frío con la calefacción puesta o con calor con el aire acondicionado porque se limita la autonomía más y no digamos si decide cruzar España a 140 kmh.

Además, tampoco hay suficientes electrolineras, ni están homogeneizados los sistemas de recarga. Mientras que en el Estado hay 11.000 gasolineras, de ellas 350 en Euskadi, el número de puntos públicos de recarga eléctrica es claramente inferior. Iberdrola que, junto con Repsol-Ibil, es la empresa más activa señala que en la CAV tiene 150 puntos públicos para recargar. El problema es que se tarda 5 minutos en un repostaje de gasolina mientras que en un eléctrico se tarda 40 minutos en el mejor caso.

Euskal Herria. En los cuatro primeros meses de este año se han vendido un total de 605 coches eléctricos en los cuatro territorios vascos del Estado español. En la CAV, 470, repartidos entre Álava, 94; Bizkaia, 226 y Gipuzkoa, 150. Mientras que en Navarra se han vendido 135. Con todo se nota una progresión con los datos de idéntico periodo del pasado 2020 en el que se matricularon 234 turismos a baterías en la CAV y 58 en tierras navarras.

España. En el periodo enero-abril se han matriculado un total de 4.891 coches eléctricos, un 29% más que en igual periodo del pasado año. En total se han vendido 264.655 coches nuevos.