El Producto Interior Bruto de Euskadi cayó un 2,9% en el primer trimestre, cuatro décimas más de lo previsto. En un contexto marcado por la incertidumbre sanitaria y el bajo ritmo de vacunación, la economía vasca sigue sin dar el esperado acelerón. Si a eso se suma que ese periodo (enero-marzo) se compara con los meses en los que menos incidencia tuvo el covid, el resultado solo podía ser negativo.

Ocurre sin embargo que el camino por el que transita la actividad productiva sigue sin despejarse y al final se ha quedado corto el descenso del 2,5% que el Gobierno vasco calculaba hace un mes.

La gran duda es si se cumplirán las estimaciones de los próximos trimestres y se podrá cerrar el conjunto del año con un crecimiento del 6,7%, una cifra que fue revisada a finales de marzo y que ya es dos puntos inferior a la previsión de diciembre.