Cree que el fondo de compensación aprobado esta semana en el Congreso de los Diputados y que confía pueda definirse este año, llega tarde, pero al menos permitirá que miles de víctimas puedan cobrar una indemnización. A día de hoy, solo aquellos que tienen a una empresa activa a quien reclamar y están listados como trabajadores del amianto son indemnizados. Pero hay que pleitear.
¿Cuánta gente hay tirada en esto del amianto?
-En este momento estamos 11.392 personas reconocidas en el registro de trabajadores que hemos estado en contacto con amianto que lleva Osalan, pero desde que me jubilé, en 2013, se ha duplicado. Entonces decía que hasta meter 25.000 no iba a descansar y el problema es muy crudo. Son más los que están tapados, sin reconocer, que los que hay en el listado.
Usted lamenta que hay más gente y que se encuentran dificultades para que se les reconozca.
-Absolutamente. Si tú estás en activo trabajando y hay una comunicación de sospecha, automáticamente se remueven algunas cosas. Pero si eres jubilado, como no hay baja, a veces funciona y a veces no. Porque desde Osalan y por ahí no les importa si les corresponden otras prestaciones económicas o no. Entonces, si tú no reclamas las prestaciones, no hay enfermedad profesional. Y esto no se trata de ir a los sindicatos ni despachos laboralistas. Te dicen que hay un loco por ahí (en alusión a él mismo) y tienes que empezar pasito a pasito, reconocimiento, listado del amianto, trámite de incapacidad… ¿Qué te rechazan? Recurso. Hay mucha dificultad todavía y va a continuar existiendo mucha dificultad.
¿Y es clave estar en el listado?
-Si tú no estás en el listado, te dan una patada en el culo, porque igual te dicen que lo has cogido (el cáncer) en la chabola que tienes en la huerta o en la mili, que me ha dicho más de uno. Además de estar en el listado, es un proceso bastante complicado.
¿Y qué pasa con quienes sí están, pero cuya empresa desapareció?
-Esos se quedan sin nada. Bueno, hay unos privilegiados, como yo, que trabajé en Orbegozo, que estuvo en la reconversión industrial. Si a mí me sale un tema de esos, que hay muchos boletos, puedo reclamar y me paga el Ministerio de Industria, porque una sociedad suya (Cofivacasa) se hizo con los pasivos de Altos Hornos y las empresas que cayeron cuando la reconversión. Pero quien no está en ese proceso, ¿a quién le reclama? Imagínate el carrocero del pequeño taller, el fontanero, la mujer que ha enfermado por limpiar el buzo. Toda esa gente no tiene ningún derecho.
¿Eso es lo que viene a reparar el fondo que se va a crear?
-Claro, porque muchos ven en la propia asociación que Pepito ha sacado 200.000 y pico o 300.000 y él ni hostias. Cero. Es que es injusto.
¿Cuándo dejará de haber enfermos por mesotelioma?
-En los próximos 30 años seguirá habiendo, como hubo hace 40 años.
¿De los casos que les llegan a Asviamie, cuántos prosperan?
-De los que vienen, un 70% cobran. Pero si tú has trabajado en un pequeño taller es más difícil y si eres autónomo, no tienes. Y tengo un cooperativista, que se lo han reconocido, pero no quiere reclamar. Dice que no quiere meterse en líos. Se queda sin nada.
¿Y si se articulase el fondo?
-Cobraría sin tener que reclamar. Tendría que hacer algunos trámites.
¿Existen fondos de este tipo en otros países?
-Hay una cosa en Suiza, en Italia, Bélgica, pero el modelo en el que nos fijamos es el francés. Un fondo exclusivo del amianto. Aquí, por ejemplo, se tacha de enfermedad pleural benigna las placas pleurales de amianto. Te duele, te cansa, pero no tienes un cáncer. Eso no te da derecho a ninguna prestación de la Seguridad Social aquí y, sin embargo, el fondo del amianto indemniza en Francia.
Dice que se sabía que el amianto era nocivo desde hace mucho. ¿Por qué no se prohibe definitivamente entonces hasta 2002 y por qué sigue siendo legal en otros países?
-¿Y por qué han paralizado ahora y no antes Canadá y Rusia las minas de amianto? Intereses.
Usted es muy crítico con Osalan y la gestión del amianto, pero le pido que me diga qué se ha hecho bien, que algo habrá, y le ponga una nota.
-Aunque sea crítico, estamos mejor que en la mayoría de los sitios. Lo digo con absoluta franqueza y creo que las horas que he metido en Osalan, si las metieran el resto de sindicatos, y me refiero a los que no quieren ir, estaríamos mejor. Porque aquí, o curramos todos o no hay salida.
¿Se puede decir entonces que en Euskadi estamos mejor que en otros lugares de España incluso?
-Sin duda, en cifras, en sensibilización, en todo. Lo del fondo ha salido de aquí; por ahí no lo veían.
¿Cómo vivió la aprobación en el Congreso del os Diputados?
-Yo, personalmente, me emocioné; incluso me mandaron algún vídeo de una parlamentaria, que me dije, ¡hostias, ya han cambiado las cosas! Muchos me habían tachado de loco y escuchar que la clase política habla ahora de esta manera…
Le han comprado el discurso.
-Vamos a ver: primero, que se apruebe el fondo, que se pongan recursos, porque si no hay dote… Y luego, a mí no me vale poner un fondo, aunque sea una cantidad importante, y luego obstaculizar en la Seguridad Social el reconocimiento. Así que, mientras tanto, nosotros a seguir escarbando, sacando a los enfermos y, si hay empresa, a por ella. Aquí me falta un silencio, el de Confebask, Adegi y demás, que no apuestan con la boca grande a favor del fondo. Y eso que es un problema de todos, de sociedad, no solo de las empresas. El amianto ha sido una pandemia ignorada.
¿Cuánto dinero hará falta en ese fondo? ¿Podrían reclamar cantidades al fondo las empresas que han estado indemnizando de su bolsillo?
-Primero, el fondo no puede ser solo de dinero público, las empresas tienen que apoquinar. Dos, salvo que doten con grandes cantidades, va a haber demandas judiciales, porque la gente va a tener opción de coger una cantidad del fondo o reclamarle a esos 300.000 euros. Pues oye, a estos, leña. Tiene que haber una cobertura mínima para todo pichichi, y a partir de ahí, el más hábil, capador.
¿Se reducirá la litigiosidad?
Se va a reducir, drásticamente, pero no se va a acabar, porque también ahí hay intereses y depende de qué empresas. No es lo mismo reclamarle una indemnización a una grande que a la fundición pequeña, que a mí me ha tocado ir a pastelear y escuchar: oye, no me cierres la empresa.
Ahí entra la habilidad de saber hasta dónde apretar. Difícil equilibrio.
-Ese es el juego. Pero sobre todo depende de qué recursos pongan en el fondo. Después del pronunciamiento de la justicia alemana sobre los ERE que vienen de Europa, yo estoy con los cojones de corbata. Porque si no hay dinero…
¿Llega demasiado tarde este fondo?
-La gente dice: viene muy tarde, porque mucha gente se ha quedado en el camino. Gente cuya única preocupación, aún sabiendo que se va a morir, es dejar al entorno medianamente cubierto y la tranquilidad que le da cuando está eso cubierto es enorme. Para la gente es una situación compleja y yo no quiero crear falsas ilusiones.
Es un gran paso, entonces, pero…
-Hay que seguir apretando. Aquí hay responsabilidad de todo pichichi, no solo de las empresas. Responsabilidad de las mutuas; las mutuas sabían, eran aseguradoras. Curiosamente, la legislación aseguraba los accidentes y no las enfermedades profesionales. Y yo digo: si las empresas, o Confebask dijera: hemos cometido un error, lo sentimos. A la gente eso le calmaría de tal manera, que incluso… la gente te dirá: mi objetivo no es el dinero, es la justicia, el reconocimiento del daño. Pero mientras no haya eso... Hay empresas que podían decir, oye, cuánto me cuesta acabar con los juicios. La imagen empresarial cada vez que hay una demanda contra ellas... Eso daña la imagen y cuesta dinero.
¿Y las empresas no ofrecen nada si no les reclama?
-Si reclamas, hay un acto de conciliación, pero nunca hay acuerdo. Las empresas siguen insistiendo con lo del tabaco. Pero hay una sentencia del Supremo que dice: si hay una enfermedad profesional, olvídate del tabaco. Eso prevalece.
¿Tendrá efecto retroactivo el fondo? ¿Sería aceptable hacer tabla rasa y que entren los casos nuevos?
-Pues habrá que consensuarlo. Para nosotros, la gente que enferma por contaminación ambiental o las mujeres que han enfermado por limpiarle el buzo a sus maridos, nos parece una batalla irrenunciable. Me consta que hay sectores que fuera del sector laboral, no quieren saber nada. Pero hace unos tres años estuvimos en un congreso internacional de víctimas en Barcelona y sacamos una conclusión: que viene una ola por contaminación ambiental. Porque la contaminación laboral no es tan potente ya, pero hay amianto por todas las esquinas y ha caducado su vida útil, que tiene 35 años y se está descomponiendo.
“En los próximos 30 años seguirá habiendo muertos por mesotelioma, un cáncer de pulmón específico de esta sustancia, pero hay más”
“Son más los que están tapados, que las 11.392 personas que estamos reconocidas en Euskadi como trabajadoras del amianto”
“Lo primero es dotar el fondo, pero la gente va a tener la opción de coger una cantidad de ahí o reclamar 300.000 euros a según qué empresa”
El fondo estatal es necesario. ¿A quién reclama si enferma el carrocero del pequeño taller o la mujer que lava el buzo? Esos no tienen ningún derecho”