- Los tres grupos industriales que han presentado una oferta por las instalaciones de La Naval mantienen su interés por el astillero. Su intención es alquilar o comprar parte del terreno y poner en marcha proyectos de carácter industrial. En estos momentos están a la espera de la adjudicación de las instalaciones a VGP, lo que se producirá las próximas semanas, y formalizar su petición.

Fuentes cercanas al proceso afirman que en algunos casos ya se han iniciado los primeros contactos, que básicamente han consistido en llamar a la puerta del grupo logístico belga y hacerse visibles de cara a la partida que se jugará tras la liquidación del último gran astillero vizcaíno. Los primeros tímidos movimientos de estas tres compañías -de las que dos de ellas prefieren mantenerse de momento en el anonimato- tienen una base sólida: VGP está obligado a destinar un 51% del suelo de La Naval a uso industrial y deberá buscar por tanto compañeros de viaje que desarrollen esa actividad.

Según los cálculos de UGT, las ofertas de los tres grupos que han sido descartados por el administrador concursal en la adjudicación directa permitirían generar 700 empleos en la ribera de Sestao. Una cifra que podría aumentar de forma progresiva a medida que se consolidan sus proyectos.

En principio, las tres compañías plantean usos relacionados en mayor o menor medida con el sector naval. Aunque oficialmente no se conoce la filiación de las empresas, entre los nombres que han sonado las últimas semanas está Prenaval, una empresa con sede en Barakaldo que podría haberse fijado en el astillero para seguir creciendo.

A la espera de que se confirme el nombre de las otras dos empresas, las fuentes consultadas aseguran que los tres grupos industriales también se han puesto en contacto entre ellos de cara a analizar la posibilidad de una alianza, ya sea para tomar una posición común en la negociación con VGP o incluso para complementar sus proyectos partiendo de que comparten una base productiva naval.

Ese sería uno de los principales argumentos para mantener una actividad del sector industrial marítimo en las instalaciones de La Naval, lo que posibilitaría la generación rápida de empleo, ya que no serían necesarias grandes modificaciones para iniciar la producción.

Los sindicatos temen que el perfil industrial sea residual y tienen como ejemplo el uso logístico de la antigua Babcock que ha generado “un número muy reducido de puestos de trabajo y de baja calidad”.