- El Puerto de Bilbao cerró 2020 con una caída del 16,65% en el tráfico de mercancías. Como cabía esperar, las restricciones de movilidad y el apagón de la economía durante el confinamiento han pasado factura al primer puerto del Cantábrico con un descenso de la actividad de 5,9 millones de toneladas. Sin embargo, el retroceso de la actividad en la dársena vizcaina es muy superior, más del doble, a la del sistema portuario estatal (6,8%) y el motivo, detalló el Puerto, es la huelga de los estibadores en octubre y noviembre.

Según sus cálculos, los paros han provocado un descenso del 13% en el tráfico de carga seca, que se ha desviado a otros puertos y que “costará muchísimo” recuperar. El presidente de la Autoridad Portuaria de Bilbao, Ricardo Barkala, hizo ayer balance en las instalaciones del Puerto en Santurtzi del año que se acaba de cerrar y avanzó las primeras estimaciones de cara a este curso, sujetas como el conjunto de la economía, a la evolución de la pandemia.

En concreto se movieron 29,5 millones de toneladas en la dársena, un dato “pésimo, sin paliativos” que es un eco de los bajos ritmos de producción de las empresas y de los efectos de la huelga. Ese volumen de carga supone retroceder a niveles de 2013. “Lo mejor para poder tomar decisiones acertadas y marcar un nuevo rumbo correcto es hacer un diagnóstico sincero y real”, afirmó. En esa línea diferenció el descenso de la carga líquida (-12,8%), “consecuencia directa del covid” y del parón de la actividad de Petronor, de la evolución de la carga seca (-22%), que es la “más vinculada” a las tareas de la estiba. Ambos descensos son “preocupantes”, pero el de la carga líquida es “coyuntural”, fruto de las restricciones de movilidad y se “corregirá”. En cambio, el frenazo en el tráfico de mercancías solidas, con el sector siderometalúrgico como protagonista, tuvo como principal causa la huelga (13%), mientras que el coronavirus es el culpable del 9% de caída restante.

Lo cierto es que el tramo final del año, con la tensión añadida de la huelga de la estiba, ha sido más negativo de lo que podía esperarse después de la reactivación de la economía tras el verano. La caída del tráfico portuario alcanzó su cota máxima en noviembre (-14,3%) coincidiendo con los paros en la dársena. Un porcentaje que no se alcanzó durante el confinamiento. Hasta entonces el retroceso rondaba el 11% y el balance final ha reflejado que se ha perdido casi una quinta parte de la actividad.

En opinión de Barkala, la problemática que desató la huelga “está sin cerrar y será difícil” hacerlo. Añadió que la situación de la estiba, tanto en Bilbao como en el conjunto del Estado, “no se termina de aclarar, de liberalizar”, se ponen “parches” sin que se solucione el problema. De modo que “las empresas han buscado una salida” al bloqueo de Bilbao y “se han marchado a otros puertos del Cantábrico y Mediterráneo”. Barkala aseguró que revertir esa tendencia será muy difícil. En cualquier caso y pese a que “la recuperación no será rápida”, la Autoridad Portuaria confía en que en 2021 los datos serán mejores. Esa percepción se apoya en la recuperación de la actividad económica, la “consolidación de un servicio de estiba flexible, competitivo y eficaz”, los cambios en la política comercial del Puerto, la digitalización y las oportunidades del brexit, entre otras.