- La Asociación en Defensa del Modelo de Igualatorio (Ademi) celebró ayer una asamblea para posicionarse de cara a la junta del IMQ de esta semana. Confía en que los médicos se movilicen para frenar lo que consideran el asalto de Adeslas, la aseguradora de Caixabank y Mutua Madrileña
El IMQ celebra este viernes la que seguramente es la junta más importante de su historia, ¿es imparable el cambio de modelo?
-No es imparable, ni mucho menos. Hay que buscar una postura de consenso, buena para todos. Hay mucho partido, mucho que hacer y no podemos rendirnos y permitir que pase lo que ha pasado con otras empresas. Los médicos, como accionistas y proveedores de servicios, tenemos mucho, por no decir todo, que decir. Y la asamblea va a ser un punto y seguido en todo esto.
Está en juego el futuro del IMQ.
-El problema es que cuando se plantea una venta a una multinacional que tiene ya un modelo de negocio definido, si consigue hacerse con el control aplicará ese modelo distinto al nuestro. Y traerá unas consecuencias como que el médico se convierte en una especie de asalariado y con condiciones laborales más precarias. El centro de decisión se trasladaría a Madrid. Habrá trabajadores y directivos que abandonarán la compañía por las sinergias que tienen en el Estado y porque regirá la ley del ahorro de costes. Eso hay que tenerlo muy claro, si se vende a Adeslas, o a quien sea foráneo, perderemos calidad la hora de trabajar, probablemente el servicio se degradará también. IMQ ofrece una sanidad privada relativamente asequible y de éxito. En Bizkaia hay 200.000 asegurados, que es una cifra notable. Se ha creado una red por la que merece la pena luchar para mantenerla muchos años más.
¿Es mayoritaria la corriente de los que quieren vender?
-Muchos accionistas mayores, jubilados, tienen un apego por la institución y tampoco quieren vender a cualquier precio. Se ha quedado de forma artificial la sensación de que la venta es la única salida a este problema, que no es una crisis insalvable. Si le abres la puerta a Adeslas lo único que está claro es que se va a terminar quedando con toda la empresa. Pero si con lo recursos que tiene la empresa y con tiempo damos salida a los accionistas que quieren irse y entrada a los que quieren entrar, seguiremos generando rentabilidad.
¿Por qué no se apuesta decididamente por esa vía?
-El consejo y la Plataforma de Accionistas del Igualatorio (PAI) dicen que así se descapitalizaría la empresa. Pero no se dan cuenta de que eso es precisamente lo que quiere hacer Adeslas. Van a hacer una inversión y van a vender los activos que no les interese, como las residencias de ancianos, las clínicas probablemente también...
¿Se puede evitar llegar a ese punto?
-Hay que evitar la entrada de Adeslas, que ha sido un buen socio, eso lo hemos dicho todos, entre otras cuestiones porque estaba acotado debido a que los médicos teníamos mayoría. Pero si llega a un 51% podría tomar las decisiones que considere oportunas y dejarnos al margen. La empresa va muy bien, tiene una posición muy sólida. Tiene un modelo de negocio seguro, estable y con crecimiento. Da un dividendo y un valor. No hay que vender, mantener las acciones es una forma de tener un patrimonio protegido. Los que necesiten el dinero y quieran vender nos parece muy bien, al precio adecuado, pero que nos den la oportunidad de comprarlo tanto a los médicos que estamos en activo como a los que se quieran incorporar al cuadro. Se pueden fraccionar los paquetes para que es incorporen los jóvenes y los últimos años ha habido un relevo de casi el 30% del accionariado. Hay futuro. Hay que evitar una salida masiva, en estampida, hacer un planteamiento de salida progresiva y ordenada. Que nadie salga pitando, que es lo que pretende Arcano.
¿Cómo se ha llegado a este punto?
-Un grupo de accionistas, que incluso había tenido responsabilidad en los órganos de administración iniciaron un movimiento de rebeldía, contra el sistema. Llamaron a Arcano y nos han montado este lío, cuando hasta ahora tampoco se habían visto las acciones del Igualatorio como un valor monetario. A todos nos parece bien que se valore como corresponde, pero no tirando abajo a la compañía para generar un valor inmediato.