a pandemia de la covid-19 ha trasladado las viviendas de uso turístico al mercado residencial, un trasvase que es “ligero” según la patronal del sector y que puede ser puntual, puesto que muchos de estos inmuebles se anuncian ahora como alquileres “por temporada”.
La estética, con pisos reformados y fotos que se asemejan más a las de un hotel que a las de una casa en alquiler, delatan a estos inmuebles entre los anuncios de los portales inmobiliarios. A menudo también lo hace el texto, “ahórrate las comisiones de Airbnb, asegura una de estas ofertas”. A veces el mismo inmueble sigue apareciendo en páginas de turismo.
El mercado residencial se ha convertido en una fórmula para “mantener el negocio”. Lo señala una propietaria de un estudio ofertado por 700 euros mensuales en el madrileño barrio de Lavapiés, en alquiler de mayo a diciembre porque normalmente funciona como vivienda turística, explica cuando se pide más información. Podrán ser más meses dependiendo del “ritmo de la ciudad”, agrega. Fevitur, la patronal del sector, considera que este trasvase de pisos turísticos al alquiler es “ligero” y que el porcentaje es “poco significativo”, según señala a Efe el presidente, Tolo Gomila. “Volverán a ser de uso turístico”, afirma. Y esgrime tres razones: las viviendas de uso turístico serán a su juicio la primera oferta en reabrir porque los hoteles necesitan de una ocupación mínima para no perder dinero; las ofertas son de “arrendamiento de temporada” y en estos casos el propietario no puede recuperar el inmueble “de forma inmediata”.
Javier Gil, investigador y miembro del Sindicato de Inquilinas de Madrid, señala que hay anfitriones que están sacando “los pisos de Airbnb”, pero otros son “muy optimistas” y esperan que el mercado se recupere o a que los precios del alquiler vuelvan a estar al alza. Vaticina una “cascada” de pisos turísticos que pasarán al mercado del alquiler en los próximos meses.
“Están haciendo cálculos empresariales con su vivienda para ver cómo obtener más beneficio con la vivienda operando sobre estos dos mercados. Evidencia que Airbnb se sostiene sobre una oferta de pisos que se han extraído del mercado del alquiler”, señala este experto, que aboga por una legislación como la de San Francisco, donde solo se puede hospedar en la vivienda habitual.
El portal inmobiliario Idealista apunta que el número de nuevos anuncios en los centros urbanos se mantiene estable, aunque su tipología sí hace pensar que algunos son viviendas de alquiler vacacional. “Aún es pronto para asegurar que esas viviendas vuelven definitivamente al mercado de alquiler de larga estancia”, señala Fernando Espinar, cofundador de Idealista, que cree que muchos propietarios valoraban ya cambiar de mercado “y la pandemia les ha ayudado a tomar la decisión.”
Durante el confinamiento, algunos vecinos no tienen con quién compartir el aplauso de las ocho porque los pisos dedicados al turismo están vacíos de turistas. Le ocurre a Leticia, que cuando se asoma a aplaudir desde su balcón de Lavapiés no ve a nadie en el edificio de enfrente. Un vacío que también se deja notar en la plaza Mayor de Madrid. El investigador del Sindicato de Inquilinas asegura que el turismo masivo expulsa a los vecinos. Las necesidades de los turistas, en ocio o comercio, no casan con las de los vecinos y se imponen por su mayor nivel adquisitivo.
En cambio, el presidente de Fevitur defiende que el impacto de los pisos turísticos en el mercado residencial de las ciudades es “ínfimo” ya que este tipo de inmuebles representan el 0,49% en Madrid o el 2% Barcelona. Abundando en el ejemplo madrileño, Gomila señala que las viviendas vacías suponen el 16% y pide “no demonizar” a los propietarios, sino “seducirlos para que salgan al mercado”.
El investigador del Sindicato de Inquilinas ve en la crisis de la covid-19 una oportunidad para replantear el futuro del turismo mediante “formas más sostenibles” que no tengan “impacto negativo” y pensar en si la ciudad es “un sitio para vivir” o qué función deben cumplir las viviendas. Por su parte, el presidente Fevitur espera que la actividad se reinicie en el último trimestre del año y recuperar la normalidad en la Semana Santa de 2021. La clave será el mercado doméstico y los destinos más afectados serán las islas, por la falta de conectividad, y los entornos urbanos, porque habrá menos ferias y congresos. En su opinión, saldrán ganando el turismo de interior y la “España vaciada”.
La seguridad pasará por obtener sellos de calidad, “una palanca importantísima para generar confianza” en pisos que estén registrados pues, según la patronal, es “muy pequeño” el porcentaje de los que funcionan de forma ilegal. En Madrid esperan una regulación que saque pisos turísticos “del limbo”, ya que pocos cumplen la normativa dejada por la exalcaldesa Manuela Carmena y recurrida ante los tribunales.