La hostelería alemana reclamó la apertura de bares y restaurantes con miles de sillas vacías ante puntos emblemáticos como la Puerta de Brandeburgo de Berlín, para denunciar su precaria situación por las restricciones impuestas frente a la COVID-19.
En total participaron en la acción, convocada por la Asociación de Restauradores y Hoteleros "Dehoga", representantes del sector de unas 80 ciudades de todo el país, desde la capital alemana a Fráncfort (oeste) y Dresde (este).
El Gobierno de la canciller Angela Merkel y los poderes regionales acordaron la semana pasada aflojar algunas restricciones, aunque se mantiene el cierre total de bares, restaurantes y hoteles, que solo pueden atender pedidos para llevar.
En Berlín y otros puntos del país se ha permitido ya la reapertura de los comercios para locales de hasta 800 metros cuadrados. Asimismo se prevé la reanudación gradual de la actividad en escuelas y universidades, además de museos y otros lugares públicos.
En todo el país se ha extendido, en paralelo al alivio a estas restricciones, el uso obligatorio de mascarillas en el transporte público y también en los comercios, con algunas excepciones.
En Alemania no ha habido un confinamiento general de la población, sino que se optó por imponer normas de distanciamiento social, mientras que se permite la práctica individual del deporte al aire libre.
No se permite, en cambio, la celebración de oficios religiosos, aunque algunos templos abren para el rezo individual. Merkel y los líderes regionales se reunirán de nuevo la próxima semana para analizar la situación.
Alemania es el quinto país del mundo en número de contagios, tras EE.UU., España, Italia y Francia. Hasta ahora se han verificado 150.583 infecciones con 5.321 muertos y más de 106.000 pacientes recuperados, según los últimos datos del Instituto Robert Koch (RKI), competente en la materia.
Según la Universidad Johns Hopkins de EEUU, con un sistema de recopilación de datos más dinámicos, los casos en Alemania ascienden este viernes a 153.129, mientras que 103.300 pacientes superaron la enfermedad y 5.575 murieron.