Gasteiz - Lejos de los ritmos de los años anteriores, la actividad industrial de Euskadi mejoró el pasado mes de noviembre el tono que venía manteniendo hasta entonces. Lo hizo básicamente por el empuje de Bizkaia y en concreto de su parte de su sector energético, pero el gráfico de la producción de las fábricas vascas volvió a mirar ese mes levemente hacia arriba rompiendo el letargo iniciado en marzo.
En concreto, el Índice de Producción Industrial que elabora Eustat creció un 3,6% en noviembre, tres puntos más que en octubre y al ritmo más alto desde julio de 2018, cuando la economía envió los primeros síntomas de desaceleración. Gracias a esa intensidad, el dato de crecimiento acumulado en los once primeros meses del año superó el 1% por primera vez desde febrero para situarse en el 1,1%.
No acabe hablar de un despegue de la producción -sobre todo porque el análisis por sectores y territorios es muy dispar-, pero sí se puede decir que la actividad industrial vasca aguanta el tipo en el momento en el que la ralentización de la economía toma cuerpo.
Bizkaia es el principal protagonista de ese posicionamiento y sus productores de energía eléctrica y gas son los que tiran del carro fabril en estos momentos. Esas compañías, entre las que destacan Bahía de Bizkaia e Iberdrola, acumularon hasta noviembre un repunte del 33,3%. Al mismo tiempo, la industria manufacturera vizcaína volvió a crecer en noviembre después de la caída de octubre y situó en el 0,8% su ritmo de crecimiento anual.
En cambio, al no contar con el empuje de la energía, la mala evolución de las fábricas manufactureras de Araba y Gipuzkoa reduce sensiblemente el recorrido de ambos territorios. De este modo, mientras el conjunto del sector industrial de Bizkaia mantuvo un crecimiento acumulado del 4,2% entre enero y noviembre, Gipuzkoa se sostuvo en el filo con un avance mínimo del 0,4% y Araba cayó un 2,8% muy lastrada por los descensos de producción de su principal empresa, Mercedes Benz.
El saldo global sitúa el crecimiento acumulado de Euskadi en el 1,1%. Una cifra que por sí sola puede considerarse floja, pero que adquiere entidad si se tiene en cuenta que el ritmo medio de los cinco años anteriores roza el 3%.
Consolidación A la espera de la evolución de diciembre, el balance final de 2019 permitirá consolidar el camino iniciado en 2014 con la recuperación de la economía y afrontar con garantías el nuevo ciclo económico. El dinamismo dependerá de los próximos meses de cuestiones como el brexit o la guerra comercial, frentes que se intuye que pueden resolverse en el mejor sentido para los intereses de las empresas vascas.
El punto de partida es sólido, como también se desprende de los resultados de la encuesta del Instituto Vasco de Estadística en su análisis por destino económico de la producción. La mayoría de los epígrafes registraron hasta noviembre datos positivos en el conjunto de la CAV. Los Bienes de Equipo subieron un 11%, los Intermedios crecieron un 1,1% y los de Consumo, en su conjunto, se incrementaron en un 0,8%. Dentro de estos últimos, los bienes duraderos ascendieron un 4,1%, mientras que no duraderos no sufren variación. En cambio, la Energía disminuye un 2,9%.