gasteiz - Ana Oregi, teniente de alcalde y concejala de Territorio y Acción por el Clima del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz recordaba ayer cómo hace no tantos años a quienes defendían la transición hacia un modelo de producción energética renovable se les tildaba de “hippies del medio ambiente”. Destacaba además que ahora “todo el mundo se ha subido a la ola” de la sostenibilidad, y por ello es el momento ideal para poner en marcha “una regulación seria, pero trabajada de forma pactada con el sector y con la ciudadanía”.

Desde el punto de vista de la Administración pública, señalaba, “el reto es tremendo”, habida cuenta de que, por ejemplo, el Plan General de Ordenación Urbana de Vitoria data de hace dos décadas y que lleva once años en proceso de revisión.

Con esos mimbres deben los ayuntamientos adaptarse a un nuevo marco al que en todo caso favorecen hitos como los Acuerdos de París, que marcan objetivos claros de reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, o la nueva Ley vasca de Sostenibilidad, “que nos pone deberes muy exigentes” a los municipios.

Apuntaba además a la dificultad de la tarea de ejercer de mediadores con la ciudadanía, con el proyecto de reforma energética del barrio de Coronación como ejemplo de la complejidad de tratar con comunidades de vecinos sobre proyectos comunes que en cada casa se acogen con distinto grado de entusiasmo, cuando no de rechazo. Por ello, Oregi pedía a la ciudadanía que, además de estar “detrás de las pancartas” en la lucha contra el cambio climático, participe en la medida de sus posibilidades en la transición energética. “No solo debe haber protestas, que está muy bien y son bienvenidas, sino también debe haber propuestas”, sentenciaba la edil.

Su experiencia sobre el terreno permitía matizar diagnósticos como el del estudio de la Universidad Politécnica de Madrid, según el cual Vitoria podría abastecerse únicamente con paneles solares. “Hay que hacer aterrizar esos estudios en la realidad”, afirmaba. - T. Díez