BARAKALDO - EmakumeEkin organizó el lunes y el martes pasados un ciclo de conferencias en el BIC Bizkaia Ezkerraldea sobre innovación dirigido a empresarias y emprendedoras. De la mano de la Diputación de Bizkaia, la asociación vasca de mujeres emprendedoras ha reunido varias experiencias de mujeres que han apostado por el autoempleo o creado un negocio a partir de una idea innovadora. Tamara Pinos fue una de las ponentes. Ingeniera infórmatica de carrera, dio el salto a Holanda para buscar una aplicación a sus conocimientos diferente de las salidas laborales habituales. Quería ir más allá del diseño de software o su mantenimiento para grandes empresas. En su caso, se centró en el campo de la salud, donde ha diseñado una herramienta de aprendizaje para niños con discapacidad basada en juguetes de alto contenido tecnológico -smart toys- en lugar de los tediosos procesos basados en la reiteración de actividades.

En este tipo de foros, desgraciadamente, siempre se constata la existencia de una brecha salarial entre hombres y mujeres, ¿lo percibe así?

-Estuve trabajando 6 años en Ecuador y llevo haciéndolo ocho en Holanda, donde también hice una maestría en Tecnología aplicada a la Ciencia. Y por lo que hemos comentado con las colegas que han participado en las jornadas de EmakumeEkin coincidimos en que hay diferencias salariales. Pero, claro, en Holanda, en comparación con Ecuador, la situación es mejor.

En su caso ha orientado su vida profesional hacia la ingeniería, ¿fue por vocación? ¿Por las oportunidades laborales que percibía en ese campo?

-Tenía mucho interés en explorar las utilidades de la ingeniería informática. Al principio estuve trabajando en el desarrollo de software para la banca, pero tenía interés por la creatividad. Me preguntaba qué más se puede hacer con esta carrera, quería encontrar algo más, buscar otro enfoque a esta carrera. Por eso decidí mudarme a Holanda y tras reforzar mi formación en la Universidad de Leiden empecé a trabajar en el centro de ciencias aplicadas de Amsterdam. Allí empecé a aplicar la tecnología a temas más diversos.

¿En qué campos?

-En varios, pero me centré sobre todo en el tema de la salud. De este modo, entré en contacto con grandes corporaciones, como KLM, pero también con empresas pequeñas que aportan mucho.

¿Hay menos obstáculos para el desarrollo laboral de la mujer en Holanda que en Ecuador?

-Básicamente sí, pero cuando llegas de fuera hay un problema: el idioma. Afortunadamente para el área técnica el inglés es el idioma de referencia y además trabajo en un laboratorio internacional. Otras mujeres no tienen esa suerte.

¿Hay más oportunidades para las mujeres en Europa? ¿El contacto con empresas de alto nivel facilita el desarrollo?

-Realmente el contacto con las empresas abre muchas puertas, aquí y en Ecuador.

El rol laboral de la mujer avanza constantemente, y en las últimas décadas se ha dado un gran salto, pero sigue habiendo críticas, ¿qué le falta todavía al encaje de la mujer en el mundo laboral?

-Que los empresarios entiendan que contratar no es una cuestión de género si no de competencias. A la hora de contratar hay más dificultades en mujeres a partir de los treinta por la posibilidad de que se queden embarazadas. Se necesita una mayor apertura en la toma de ese tipo de decisiones.

Se trata en definitiva de estar al mismo nivel que los hombres.

-Comentábamos con las compañeras en las jornadas que muchas mujeres, en Holanda y en Europa en general, trabajan a tiempo parcial porque lo compaginan con las labores del hogar. El hombre gana más y si alguien debe tomar la decisión de reducir su jornada y su sueldo lo hace ella para no recortar el salario más alto. Si el salario fuera igual, él podría trabajar en casa. Esa dinámica resta oportunidades a la mujer.

¿Cómo surge su método de aprendizaje para niños con discapacidad?

-Los procesos de aprendizaje para niños con discapacidad tradicionales pueden ser muy aburridos, tanto para el niño como para el formador. Mi objetivo era diseñar un método que permitiera hacerlo de forma más atractiva para ambos.