DONOSTIA - Las continuas retenciones que se repiten en el peaje de Biriatu cuestan a los profesionales del transporte 400 millones de euros al año, según los cálculos realizados por la asociación de transportistas Guitrans, mientras que un posible retraso del ya rezagado proyecto de construcción de la Y vasca significaría perder los 500 millones de euros que la Unión Europea le ha asignado en concepto de ayudas, que otorgará siempre y cuando, y como condición imprescindible, se cumplan los plazos establecidos.

Gipuzkoa cuenta con dos puntos considerados estratégicos por Europa para avanzar en un modelo integrado de movilidad como son el peaje entre Hegoalde e Iparralde y una parte fundamental del trazado del tren de alta velocidad vasco porque constituye la vía por la que el Estado se conectará al continente europeo.

De ahí que conceda una atención especial a su mejora y a su desarrollo para dotar de mayor competitividad a la economía comunitaria, tal y como constata la europarlamentaria jeltzale Izaskun Bilbao, que en numerosas ocasiones ha lamentado las retenciones de Biriatu y ha reclamado una mayor dedicación al proyecto del TAV.

Según defiende, no se trata tan solo de las pérdidas económicas que genera el problema de la muga y las demoras en la construcción de la Y vasca, aunque son las más fácilmente cuantificables, sino otras consecuencias de índole económico que resultan más difíciles de determinar, como la pérdida de competitividad de las empresas, entre ellas las vascas, o el tratamiento de enfermedades relacionadas con la emisión de gases contaminantes.

Respecto a la antigua muga con Francia, Bilbao recuerda que la saturación de las redes de transporte cuesta a empresas y particulares un 1% del PIB de la Unión Europea, y Biriatu constituye un “cuello de botella” que genera importantes pérdidas de 400 millones de euros anuales. Afirma que la Unión Europea ha previsto destinar 215 millones de euros a eliminar este y otros puntos fronterizos conflictivos en un plan que se encuentra en fase de implantación.

Una de las alternativas consiste en derivar una mayor cantidad de mercancías al sistema ferroviario, habitual propuesta que no termina de consolidarse aunque la finalización de la Y vasca podría apuntalar esta apuesta. - M. Mariscal