madrid - La economía española afronta un final de año 2019 complicado ante la situación que vive Europa con Alemania al borde de la recesión económica, la salida del Reino Unido de la Unión Europea sin definir sus condiciones, la guerra comercial emprendida por Estados Unidos con China y un bloqueo político interno en el Gobierno de Madrid que siembra dudas sobre un ritmo de crecimiento que aún así sigue por encima de la media de la eurozona.
El último cuadro macroeconómico aprobado por el Gobierno español apunta a un crecimiento del 2,2% este año, si bien la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, avanzó recientemente la intención de elevar esta previsión al menos una décima para situarla en línea con las estimaciones de la Comisión Europea (2,3%), el FMI (2,3%) o el Banco de España (2,4%).
España crecería así este año un punto más que la zona euro apoyada en la demanda interna -los hogares españoles gastan más que los de otros países del entorno en detrimento del ahorro- y el buen comportamiento del sector turístico que inyecta recursos y permite seguir creando empleo aunque sea estacional.
Pero frente a esto, las turbulencias internacionales hacen dudar sobre la capacidad de la economía para mantener el buen ritmo en una recta final de año marcada también por la inestabilidad política nacional con la posibilidad de unas nuevas elecciones.
“Nos costará mucho llegar al 2,2%”, afirma el profesor de Esade, Robert Tornabell que ve “luces y sombras” y recuerda que, junto al consumo interno y el turismo, los otros motores de la economía española son la obra pública, las exportaciones y la inversión empresarial.
En el primer punto explica que, aunque hay obras ya licitadas y sigue llegando la inversión extranjera, la falta de Gobierno tiene paralizados proyectos. - Efe