BILBAO - El Gobierno Vasco reafirmó ayer su compromiso con La Naval. Buscará inversores que permitan reflotar el proyecto, pero descartó inyectar dinero en el astillero sestaoarra, lo que podría parecer la solución más fácil. No lo es porque, tal y como recordó ayer el portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka, la Unión Europea anularía la operación inmediatamente.

No hay margen de maniobra en ese frente y los esfuerzos se centrarán en encontrar socios que permitan mejorar la situación financiera de la histórica compañía de Eskerralde. El primer objetivo es que La Naval tenga liquidez para terminar la draga en torno a la que gira en estos momentos el futuro del astillero. Se trata de ganar tiempo de cara a buscar una solución para evitar el cierre o la venta troceada de los activos.

El Gobierno Vasco está en “contacto permanente” con la dirección del astillero y la administración concursa, y se reunieron con ellos en la tarde noche del lunes, horas después de la apertura del proceso de liquidación. Mañana jueves se celebrará un encuentro con el comité de empresa. Y de forma paralela se buscan empresarios interesados en mantener la actividad.

La administración vasca insistió ayer en que no va a tirar la toalla a pesar de la complejidad de la tarea. El consejo de administración decidió el lunes entrar en el túnel de la liquidación tras constatar que Van Oord no tiene intenciones reales de terminar la Vox Alexia en Sestao.

Tras casi un año de tira y afloja en los que ha rechazado una oferta de refinanciación por parte de la banca y ha roto un acuerdo también con los bancos para recomprar el esqueleto de la draga, el armador holandés impuso la semana pasada una nueva condición para terminar el barco: la entrada de un inversor en el astillero. Un planteamiento que los gestores de La Naval consideran que bloquea precisamente la llegada de socios y que pone en evidencia que Van Oord, pese a que ha asegurado que su primera opción era acabar en Euskadi el barco, ha jugado otras cartas muy diferentes.

evitar el cierre El administrador concursal ha puesto por ello en manos de los jueces el futuro del astillero. Se abre un periodo que puede prolongarse durante meses en el que La Naval estará en un escaparate para su compra. El objetivo es encontrar un caballero blanco que mantenga la actividad y el empleo, pero no se puede descarta ninguna opción y el juez decidirá el futuro de la compañía sestoarra sopesando los intereses de la empresa y trabajadores y al mismo tiempo los de los acreedores. De hecho, ha sido la imposibilidad de presentar un convenio a la masa acreedora la que ha precipitado la liquidación.

La última luz que se veía en el horizonte era la Vox Alexia y esa opción se aleja. Sin embargo, el Departamento de Desarrollo Económico considera que no todo está perdido. En esa línea, el viceconsejero de Industria, Javier Zarraonandia, aseguró ayer que todavía hay tiempo para “seguir trabajando” por la búsqueda de clientes e inversores que permitan dar “continuidad” a la actividad del astillero vizcaíno.

En declaraciones a Radio Euskadi, Zarraonaindia reconoció que la situación de La Naval es “complicada y muy delicada”. En ese contexto, el astillero ha recorrido el primer ciclo del concurso de acreedores y “ahora toca la fase de liquidación”, un periodo en el que, sobre el papel, sigue habiendo esperanza para la empresa vizcaina. Hay por delante “semanas y meses para buscar inversores que den continuidad a la actividad y seguir negociando con armadores y clientes para que traigan carga de trabajo”, explicó.

Al término del consejo de Gobierno, Josu Erkoreka dibujó un escenario más sombrío. “Seguiremos trabajando hasta el último momento; aunque las posibilidades se reducen, el margen se estrecha y el tiempo es limitado”, indicó el portavoz del Ejecutivo.

En cualquier caso indicó que “no es momento de hablar de La Naval como algo del pasado”, puesto que aún existen “posibilidades” para asegurar su futuro.

En cuanto a la posibilidad de que el Gobierno entre en el accionariado de la compañía, Erkoreka aseguró que esta fórmula de rescate empresarial con fondos públicos está “radicalmente proscrita” en la Unión Europea, y que las consecuencias que tiene la vulneración de la normativa comunitaria en este campo son “francamente onerosas”. “No conviene adentrarse en ese camino”, alertó.

Sin embargo, desde Elkarekin Podemos se insistió en esa posibilidad. El Partido Popular, por su parte, aseguró que la situación de La Naval es “la puntilla” del abandono de Ezkerraldea por parte del PNV.