VITORIA - Un año después de ser presentada en el Parlamento Vasco por la Asociación de Amigos de Arizmendiarreta (ALE en su acrónimo en euskera), la propuesta de un nuevo modelo de empresa basado en la participación de los trabajadores recibirá luz verde del pleno de la Cámara el próximo jueves. La Proposición no de Ley saldrá adelante con el apoyo de todos los grupos políticos del Parlamento, un factor ya de por sí importante al que se suma que el texto ha recibido el aval a título individual de representantes de peso del mundo empresarial y sindical vasco.
El documento que será aprobado el jueves tiene detrás más de diez años de trabajo en la sombra de cara a limar asperezas y construir ese consenso que quedará reflejado en el pleno. Las operaciones han sido lideradas por la fundación ALE, orientada a mantener viva la memoria del padre José María Arizmendiarreta, alma mater del grupo Mondragon. No es de extrañar por tanto que el nuevo modelo tenga base humanista y como eje la cooperación entre empresario y trabajador, aunque los impulsores dejan claro que no intentan copiar el sistema cooperativo clásico.
La iniciativa ha discurrido en paralelo y de forma independiente al nuevo modelo de empresa diseñado desde las patronales vascas, lanzado hace unos años para intentar frenar la conflictividad laboral y duramente criticado por los sindicatos. La virtud del proyecto impulsado por ALE es, precisamente, que ha sabido aglutinar tanto a importantes nombres del sector empresarial vasco, algunos vinculados a las asociaciones patronales, como a sindicalistas de casi todo el espectro ideológico.
En concreto, el documento remitido al Parlamento Vasco ha contado con aportaciones, a título individual, de miembros de CCOO, UGT y LAB. En el caso de ELA, ha recibido la propuesta y, pese a rechazar algunos puntos concretos, ha contestado a sus promotores haciendo una valoración general positiva.
El respaldo sindical es, sin duda, uno de los principales valores del modelo y la llave que ha permitido la incorporación al texto de algunos grupos políticos. En cuanto al lado empresarial, interesa sentar las bases de un modelo de relaciones laborales menos conflictivo y recuperar puentes con centrales como ELA o LAB, con las que las vías de contacto a través de organismos oficiales llevan años rotas.
la persona en el centro En la justificación de la Proposición no de Ley se incluyen algunos de los cambios producidos en el mundo de la empresa en las últimas décadas, como el avance de la globalización, de la tecnología y, sobre todo, la importancia que cobran ahora las habilidades personales. “La persona ocupa un papel crítico en el éxito y competitividad de todo tipo de empresas”, señala el texto consensuado por las cinco fuerzas políticas de la Cámara Vasca.
Se aspira a consolidar un nuevo modelo de empresa humanista, basada en la innovación y arraigada a Euskadi y a las necesidades del territorio. Para ello se desarrollan cuatro claves sobre las que se asienta el modelo. En primer lugar se habla de “una cultura de cooperación, corresponsabilidad y preocupación por las personas”, lo que se traduce en mejorar la confianza y la transparencia, impulsar la formación o pactar políticas retributivas que “no generen una gran desigualdad y favorezcan la cohesión social”. Se hace mención también al desarrollo de políticas de igualdad entre hombres y mujeres y de medidas de conciliación.
Como segundo punto se defiende la participación del trabajador en la gestión y los resultados de la empresa, así como en la propiedad. Se establece como prioridad la sostenibilidad del proyecto y, por último, respetar los intereses de la comunidad y el territorio en que se asienta la empresa.
En la última parte del texto se insta al Gobierno Vasco a desarrollar un plan para promocionar el modelo en las empresas que pudiera incluir, en este caso en interpelación a las haciendas forales, ventajas fiscales para favorecer que los trabajadores en el capital de las empresas.
Cultura de cooperación. El texto tiene base humanista y como eje a la persona, planteando reforzar la cooperación entre empresario y trabajador frente al paradigma de la confrontación.
Confianza y transparencia. Se pretende mejorar el clima empresarial y dotar de más información sobre la evolución del proyecto al trabajador, de cara a lograr su implicación.
Retribución igualitaria. Otra de las bases del modelo de participación es limar las desigualdades que se producen en el seno de la empresa, de forma que se contribuya también a mejorar la cohesión social.
Igualdad. También se hace mención a la necesidad de incorporar a las mujeres a las empresas en igualdad de condiciones, así como el impulso de medidas que favorezcan la conciliación de la vida laboral y familiar.
Participación en la propiedad. Es quizá la fase más avanzada dentro de este modelo. Aunque se contempla la participación en el proyecto simplemente con la implicación en la gestión o en los resultados, también se plantea posibilitar “el acceso colectivo a la propiedad de la empresa directamente o a través de una sociedad intermedia, a la que los trabajadores que deseen participar hagan también una aportación económica”.
Sostenibilidad del proyecto. Es el tercer gran pilar del modelo, remar hacia la supervivencia de la empresa por el bien colectivo. “Priorizar estrategias de crecimiento sostenible sobre estrategias de rentabilidad a corto plazo”, propone la iniciativa.
Arraigo en el entorno. Por último, se defiende que es necesario “tener en cuenta las necesidades de la comunidad en la que se asienta” la empresa. Eso pasa por “respetar y cumplir rigurosamente la legislación laboral, medioambiental y fiscal, de los países en los que desarrolle su actividad”, y “dedicar un porcentaje de los beneficios a actividades de responsabilidad social”.