MADRID - El precio de la luz ha entrado este verano en una escalada que augura un buen pellizco al bolsillo de las familias a final de año. Desde el 1 de enero y hasta hoy, 10 de agosto, el precio mayorista de la electricidad ha crecido un 7% y, al ritmo actual, el recibo medio anual superará el récord histórico marcado en 2012. Los hogares pagaron ese año una media de casi 1.064 euros de luz -cerca de 89 euros mensuales-, según los datos que maneja la asociación de consumidores Facua.

El repunte registrado en 2017 ya estuvo apunto de batir esa marca, se quedó a 10 euros del máximo anual. De modo, que todo apunta a que en 2018 subirá el listón y las familias verán como aumenta uno de sus gastos fijos de primera necesidad.

Con todo, el coste de la electricidad ha levantado el pie del acelerador en agosto. El inicio del verano llegó con un rally de precios y en julio se registró un incremento del megavatio hora (MWh) del 13%, casi el doble que en estos momentos. Y sin embargo es difícil saber como terminará agosto porque, aunque durante el día de hoy la media aritmética del mes se situará en su nivel más bajo desde el día 1, el megavatio marcó este lunes pasado su máximo valor diario del año (68,51 euros/MWh), casi seis euros y medio más que el de la jornada de hoy.

Tras un buen arranque del año, con un mínimo mensual de un 40,18 euros el megavatio. A partir de ahí, los precios no han parado de crecer sin tregua y sin que se perciban indicios de relajación en el mercado mayorista, donde operan los eléctricas y las comercializadoras.

petróleo y lluvia De hecho, el incremento de los valores está ligado, entre otras cuestiones, a la cabalgada del barril de petróleo, más que a la propia evolución de la oferta y la demanda. No se prevén cambios en la dinámica del crudo y, por tanto, los precios se moverán al menos a corto plazo en la misma línea. Al factor petróleo hay que sumar el de la lluvia. La generación hidroeléctrica supone habitualmente un 15% de la producción de energía en España, y los años en los que se registra ese porcentaje los precios anuales bajan.

El año pasado, cuando se registró un incremento de la factura del 10%, el porcentaje de energía hidráulica no llegó a los nueve puntos. El arranque de 2018 ha sido mejor que el de 2017, pero no ha llovido tanto como para compensar los meses del verano y del invierno, que tradicionalmente son poco productivos en este tipo de energía.

En estos momentos se puede decir que las familias están en manos del viento. Si la generación eólica eleva su aportación los próximos meses, la factura final del año puede ser más llevadera. El problema es que el mercado ibérico de la energía es casi una isla si se compara con el resto de Europa, donde las interconexiones entre los sistemas de los diferentes países permiten evacuar la energía que excede la demanda en un momento concreto. En cambio, en el sistema peninsular las conexiones con Francia no son suficientes para exportar esos excedentes de energía y es muy habitual que se dé la orden de parar parques eólicos cuando se prevé una saturación del sistema. De ahí la importancia del cable eléctrico que unirá en el futuro Bilbao con Burdeos por el Golfo de Bizkaia. También se está reforzando las interconexiones a través de los Pirineos.

El analista del mercado eléctrico Francisco Valverde incide en su blog en la escasa incidencia de la tarifa por horas puesta en marcha a mediados de 2015. El objetivo era que los consumidores aprovecharan las horas del día con precio más bajo para abaratar la factura del meses, pero no está siendo así a tenor de los datos de este arranque del año y en concreto si se analiza la evolución de junio. “Aunque todas las horas han sido bastante caras, nuevamente las que más han subido con respecto a otros junios han sido las de los valles de consumo, especialmente de madrugada, habiendo, otra vez, una diferencia de precios medios entre las horas más caras y las más baratas realmente muy estrecha. O dicho de otra manera, de media todas las horas han sido caras”, subraya.

Valverde señala además que en lo que va de año el comportamiento de los operadores no ha tenido en cuenta el tipo de energía que predominaba a la hora de fijar los precios. El modelo no está logrando las metas para las que fue diseñado.