El Ministerio de Comercio del gigante asiático confirmó, en un comunicado publicado esta madrugada en su web, lo que llevaba días advirtiendo, la imposición de un arancel del 15 % para un conjunto de 120 productos (entre ellos la fruta) y del 25 % para productos porcinos y relacionados, procedentes de Estados Unidos.
Todo ello pese a que China ha insistido en las últimas semanas en su deseo de que se calmen las aguas para evitar una guerra comercial que, en su opinión, dañaría a ambas partes.
La medida entra en vigor hoy mismo y es una respuesta a los aranceles estadounidenses sobre el 25 % en las importaciones de acero y del 10 % en las de aluminio procedentes de China anunciados hace unas semanas.
Y también a la imposición unos días después de aranceles por valor de hasta 60.000 millones de dólares (48.500 millones de euros) anuales por supuestas afrentas a la propiedad intelectual estadounidense.
"Esperamos que Estados Unidos pueda cancelar estas medidas para que el comercio de productos entre China y Estados Unidos pueda volver a su vía normal", apunta el ministerio en el comunicado.
Como "las dos economías más grandes del mundo", la "única opción correcta" para las dos naciones "es la colaboración" por lo que ambos países tiene que "evitar un perjuicio más grande" a través "de la negociación", agrega.
Tras las medidas impuestas por el Gobierno del presidente Donald Trump, China había anunciado que estaba considerando imponer aranceles de hasta 3.000 millones de dólares (2.400 millones de euros) a las importaciones de algunos productos de Estados Unidos.
También había advertido que contemplaba emprender medidas legales en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), al considerar que las restricciones estadounidenses interfieren en el orden del comercio internacional.
En el comunicado de hoy, el Ministerio insiste que las medidas estadounidenses son un "ataque grave" contra los principios de la OMC y una falta a "la no discriminación", que "es la base del sistema de comercio multilateral".
Las medidas de Trump han sido fuertemente criticadas por diversas organizaciones y la propia OMC anunció hace unos días que observa con gran atención y cautela las primeras consecuencias de la decisión de Estados Unidos.
Aunque la decisión de EEUU afecta a otros países, China es el que sale especialmente dañado ya que hasta ahora el mandatario ha decidido dejar fuera a sus socios norteamericanos -Canadá y México-, así como a la Unión Europea (UE), Australia, Corea del Sur, Brasil y Argentina.
El proteccionismo fue una de las promesas de la campaña de Donald Trump, quien ha asegurado en las últimas semanas que no tiene miedo a "la guerra comercial" ya que estas batallas son "buenas" y "fáciles de ganar".
El secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, aseguró la semana pasada que Estados Unidos seguirá adelante con los aranceles al acero y al aluminio, aunque reconoció que las medidas contra China "estaban sujetas a negociación".
"Estamos procediendo con estos aranceles a menos que tengamos un acuerdo aceptable y que el presidente dé su aprobación", agregó Mnuchin, quien aseguró que no tendrán un gran impacto en la economía a corto plazo pero que "lo que estamos haciendo es, a largo plazo, muy bueno para la economía".
Desde la Cámara de Comercio Estadounidense en China, reiteraron hoy a Efe su posición de "preocupación" por la posible guerra comercial que afectaría a las dos economías más grandes del mundo y a toda la comunidad internacional.
Sin embargo, insistieron en que si Estados Unidos ha emprendido estas acciones es porque ha considerado que hechos como "el robo cibernético", "la transferencia de tecnología forzada" o "las políticas discriminatorias de China" son algo "muy grave".