BILBAO - La industria vasca encadenó en 2017 cuatro años de crecimiento en la producción. A pesar de los problemas que atraviesan un buen puñado de empresas, algunas de ellas auténticas referencias del sector en Euskadi, el Índice de Producción Industrial (IPI) siguió mostrando su fortaleza en noviembre y, cuando se cierre la estadística con el dato de diciembre, la actividad habrá crecido en torno a un 3% en el conjunto del año con un destacado protagonismo de la siderurgia y de las fábricas de Bizkaia.

Ese ritmo es un síntoma de la recuperación del sector transformador, que en 2017 recuperó su posición como locomotora de la economía vasca y superó a los servicios y que a tenor de las previsiones reforzará su liderazgo este ejercicio. El Instituto Vasco de Estadística, Eustat, publicó ayer el IPI de noviembre. La subida del mes fue de un 2,4% interanual, lo que permitió dar un nuevo impulso al dato acumulado del año, que se situó en el 2,8%.

La inercia es muy positiva y nada invita a pensar que se haya producido un desplome en diciembre, de modo que se dará carpetazo al año 2017 con un notable repunte de la actividad industrial. Se duplicará el incremento de 2014, el año que rompió el ciclo negativo de la crisis, se superará el dato de 2016 y se estará muy cerca del 3,5% que se consiguió en 2015. Pero lo más importante es que la subida del año pasado se produjo en comparación a años de crecimiento, con lo que el vigor es todavía mayor.

Desde abril de 2014, cuando se inició la recuperación de la actividad, el IPI ha crecido constantemente, con la excepción de un retroceso de seis décimas en febrero de 2015. La evolución al alza ha sido constante desde entonces y se estabilizó en torno al 2% a partir de la segunda mitad de 2016, dejando atrás los dientes de sierra habituales de una economía en recuperación.

Crecimiento homogéneo El curso que se acaba de cerrar ha sido el de la consolidación de esa tendencia, y además el comportamiento ha sido más homogéneo por territorios. En el dato acumulado hasta noviembre, Araba creció un 2,9%, Bizkaia un 3,5% y Gipuzkoa un 2%. La horquilla de crecimiento es amplia, pero no tanto como en el mismo periodo de 2016, cuando la industria alavesa repuntó más de un 8%, mientras que las de los otros dos territorios históricos apenas avanzaron seis décimas.

El despertar de la manufactura vizcaína, que es la de mayor volumen, explica posiblemente el avance de la industria en el Producto Interior Bruto. Confebask estima que la dinámica se acentuará todavía más este año y se crearán más empleos industriales, los más estables.