vitoria - La crisis política en Catalunya ha frenado en seco dos cuestiones de gran importancia para Euskadi: la ratificación en el Congreso del acuerdo sobre el Cupo alcanzado el pasado mes de mayo y la negociación para que Mercedes Benz siga ingresando en la Hacienda alavesa el IVA que genera. El Gobierno Vasco quiere resolver cuanto antes ambos frentes, pero el español está volcado en el problema catalán y ha dejado en un segundo plano todo lo demás.

De este modo, no hay fecha prevista para la aprobación de la Ley Quinquenal del Cupo y la Ley de Concierto Económico y Euskadi confiaba en haber solucionado el problema con el IVA de Mercedes el mes pasado. Sobre el papel la ratificación del acuerdo del Cupo es un trámite procedimental que se materializará tarde o temprano antes de fin de año.

Más preocupante es el impasse que se ha producido en el tema de la recaudación de la planta de la multinacional alemana en Gasteiz. El Gobierno Vasco presentó hace unas semanas tres propuestas para que Araba siga ingresando como hasta ahora el IVA de Mercedes. El Ejecutivo de Mariano Rajoy ya ha avanzado que ve con buenos ojos una de ellas y todo apunta a que también se cerrará un acuerdo en este apartado. El caso es que no se ha dado el paso definitivo y el margen se estrecha porque el objetivo es que el nuevo mecanismo esté en marcha el próximo 1 de enero.

Mercedes España ha modificado su estructura empresarial y ha separado la fabricación y la comercialización de furgonetas en dos compañías, una con sede en Euskadi y la otra en Madrid. Históricamente la hacienda alavesa ha compensado el IVA que se descontaba Mercedes por las facturas de sus proveedores con el que se generaba en las ventas de los vehículos. Si no hay acuerdo con el Estado el cambio societario dejará un agujero de más de 200 millones de euros en Araba, que se trasladaría a las relaciones financieras entre las haciendas forales y a la postre a los Presupuestos vascos.

Por ello, el Gobierno y las diputaciones vascas han diseñado varios caminos que permiten sortear el obstáculo fiscal que supone la separación de la producción y las ventas de Mercedes. La multinacional ha dejado claro que asumirá como propio un acuerdo y, en principio, el PP está dispuesto a renunciar a esos ingresos y permitir que se queden en Euskadi. Sin embargo, en el último contacto, celebrado la semana pasada, la delegación del Departamento vasco de Hacienda y Economía sacó la conclusión de que es posible que la pelota siga en el tejado del Gobierno español hasta que no baje la tensión en Catalunya.

Se mantienen conversaciones telefónicss e incluso se podría aclarar el panorama fiscal de Mercedes de ese modo, pero cunde la sensación de que no se trata de una prioridad para el Estado y de que puede dilatarse más de lo deseable.

Ley de aportaciones En cuanto a la otra cuestión, el consejero vasco de Hacienda, Pedro Azpiazu, recordó ayer en el Parlamento que todavía esta pendiente de aprobar la Ley Quinquenal del Cupo y la del Concierto y que para Euskadi “es de vital importancia” que se haga “cuanto antes”. Lo hizo en respuesta a una pregunta del popular Javier Ruiz de Arbulo, quien cuestionó la tardanza de las administraciones vascas en la aprobación de la nueva Ley de Aportaciones.

Euskadi y España han tardado 10 años en resolver el conflicto que mantenían en torno al Cupo y Azpiazu destacó que ese acuerdo facilitará el cálculo de las previsiones de recaudación y el diseño de los Presupuestos del próximo ejercicio.

Respecto a la Ley de Aportaciones, el consejero de Hacienda reconoció el “retraso” en la aprobación de la nueva norma. En esa línea, recordó que la elaboración de una ley de este tipo no es una cuestión “sencilla” ni “pacífica”, ya que se trata de una norma que regula el reparto de recursos económicos entre las instituciones de Euskadi.

2,8%

Es el porcentaje en el que estima Adegi que crecerá el PIB en Gipuzkoa, que puede elevarse al 3%, lo que supone repetir previsiones del trimestre anterior. El 93% de las empresas considera que la situación del mercado es de reactivación o de normalidad, son niveles de “máximos históricos” en el clima de confianza.