washington - La Reserva Federal (Fed) de EEUU puso fin esta semana al último de los estímulos monetarios aplicados para contrarrestar la crisis que comenzó en el año 2008, al anunciar el inicio de la reducción de su gran cartera de deuda, un proceso sin precedentes por su magnitud y bautizado ya como la Gran Retirada.

De manera unánime, el banco central dirigido por Janet Yellen aprobó comenzar en el mes de octubre a desprenderse de manera “gradual y predecible” de su balance de deuda. La cartera de deuda ha pasado de apenas 800.000 millones de dólares en 2008 a los actuales 4,5 billones de dólares, impulsada por la multimillonaria inyección de liquidez para reactivar la economía.

“Creo que los estadounidenses debería sentir que los pasos que estamos tomando para normalizar la política monetaria consideramos que están bien justificados dado el progreso muy sustancial visto en la economía”, dijo la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, en una rueda de prensa el pasado miércoles.

La Fed ya había dejado de comprar deuda dentro de su agresivo plan de estímulo monetario, ideado por el predecesor de Yellen, Ben Bernanke, en 2008 y conocido como “relajación cuantitativa”, pero aún reinvertía los beneficios obtenidos por estos activos.

El objetivo había sido mantener bajos los tipos de interés a largo plazo, que son los que marcan las tasas hipotecarias y bonos corporativos.

Con la decisión de esta semana, el banco central estadounidense, que ya ha elevado los tipos de interés en tres ocasiones hasta el actual rango de entre 1% y 1,25%, da carpetazo definitivo al estímulo monetario aplicado tras la crisis, la mayor vivida en EEUU en ocho décadas.

efectos desconocidos Pero, al igual que el apoyo monetario carecía de precedentes, tampoco existen para su posterior retirada. “La Fed nunca ha hecho algo así antes. Así que no pueden estar seguros de qué efectos tendrá”, explicó David Wessel, director del centro Hutchins de Política Fiscal y Monetaria de la Brookings Institution.

Wessel remarcó que “básicamente, lo que han decidido los miembros del banco central es que es hora de que la economía se mantenga por sí sola”.

Varios indicadores macroeconómicos muestran una sólida recuperación: varios años de crecimiento anual medio del 2% y una tasa de desempleo en el 4,4%, tras haber superado el 10% en 2010. En todo caso, la inflación sigue por debajo de la meta anual del 2%.

En su comparecencia, Yellen no descartó la posibilidad de una nueva subida de tipos de interés antes de final de año, y la Fed anticipa hasta tres alzas adicionales del precio del dinero a lo largo de 2018.

Los analistas consideran que, no obstante, esta Gran Retirada conlleva importantes riesgos ya que no se ha hecho anteriormente, sobre todo en unos mercados financieros que se han acostumbrado a años de liquidez casi sin límite por parte de los bancos centrales.

“Los mercados financieros tendrá que acostumbrarse cada vez más al sonido de la desaparición de la liquidez de los bancos centrales en los próximos años”, señaló Brian Coulton, economista jefe de Fitch Ratings. Y el problema, enfatizó Coulton, “es que nadie sabe realmente cómo discurrirá”, advirtió.

Además, la situación de la Fed no es única, y tendrá repercusiones en todo el mundo. Será seguida con atención, en especial, al otro lado del Atlántico donde Europa aun mantiene los bajos tipos de interés para consolidar la recuperación económica.

En el año 2015, el Banco Central Europeo (BCE), liderado por Mario Draghi, imitó al banco dirigido por Janet Yellen y lanzó un programa de relajación cuantitativa similar al estadounidense, que se espera continúe hasta el próximo 2019 para relanzar la deprimida economía europea.