BILBAO - El banco de las tres antiguas cajas de ahorro vascas sigue dando pasos para afinar su balance y hacer más solida su estructura financiera. Kutxabank ha conseguido reducir su exposición inmobiliaria en 4.700 millones de euros desde su puesta en marcha en 2012, lo que supone una caída del 70% respecto a la actividad ligada al ladrillo que tenían BBK, Kutxa y Caja Vital.
La bajada continuada de los activos vinculados a la actividad promotora se une a un constante incremento en los créditos a las familias para la compra de vivienda, y juntos han contribuido a una mejora en la calidad de los activos de la entidad. El regreso al negocio bancario tradicional está en el ADN de la gestión del equipo de Gregorio Villalabeitia y eso implica, entre otras cuestiones, desprenderse de bienes improductivos o poco productivos como los inmuebles embargados a clientes o el negocio de promoción de vivienda. Se trata en definitiva de soltar el lastre que puede impedir coger vuelo a la entidad financiera de cara a alcanzar el ambicioso objetivo de triplicar en 2019 el resultado en todas las áreas de negocio.
evolución En medio de esa dinámica y en lo relativo a la exposición al ladrillo, las cuentas salen y se ajustan al camino trazado. Los activos inmobiliarios de Kutxabank se han reducido en un 11% en los últimos doce meses y la situación ha cambiado notablemente desde la fusión de las tres cajas vascas. El grupo informó ayer de que ha pasado de los 7.000 millones de euros que mantenía en 2012 en créditos y activos ligados al negocio inmobiliario, a 2.300 millones a finales de junio, lo que supone que han salido de balance dos tercios de la herencia recibida de las cajas.
Una clave “determinante” en ese retroceso acumulado en el último año ha sido la venta de su filial inmobiliaria Neinor a Lone Star en 2014. La operación se completó con el traspaso de 900 millones en activos inmobiliarios y más de 90 empleados, y supuso la mayor venta de activos inmobiliarios de la crisis. Este y el resto de movimientos realizados los últimos años en este ámbito han contribuido a mejorar el balance. “El adecuado equilibrio entre su sólida solvencia, la prudencia en la valoración y dotación de provisiones, la gestión de los activos improductivos y la venta de activos inmobiliarios” son los elementos a los que Kutxabank atribuye su posición como “una de las entidades con mejor calidad de activos del sistema financiero español a lo largo de la crisis”.
La entidad vasca es la segunda de las 14 supervisadas por el Banco Central Europeo con mayor peso de la cartera crediticia sobre su activo total, y la primera en términos de crédito a particulares para la adquisición de vivienda tanto sobre el total del activo como sobre el total del crédito. La posición es muy favorable porque la garantía hipotecaria de los préstamos a la compra de pisos “eleva el nivel” de la inversión crediticia.
De forma paralela, la política de riesgos sitúa al grupo vasco como una de las entidades con menor volumen de refinanciaciones, y como la segunda entidad con menor nivel de morosidad por sus activos en España. Al final del primer semestre de 2017, Kutxabank presentaba una tasa de mora del 5,66%, dos puntos menos que en el momento de su constitución, y menos de la mitad que en marzo de 2014, el momento de mayor morosidad.
En un contexto en los que otros bancos contaminados por sus activos inmobiliarios tóxicos busca fórmulas para deshacerse de ellos, Kutxabank está reduciendo su negocio promotor sin traspasar bienes a la Sareb, el banco malo, y sin recibir ningún tipo de ayudas públicas. Y lo ha hecho contribuyendo también a la reestructuración del sistema financiero español, mediante su aportación al Fondo de Garantía de Depósitos y al propio capital de la Sareb. Tampoco ha sido necesario realizar ventas de carteras de deuda a terceros y la rebaja de la tasa de morosidad se ha basado en el “rápido reconocimiento de los activos problemáticos”, destacó el banco.