BILBAO - El sector vasco de la construcción ha dejado ya atrás su crisis y entra en un “nuevo ciclo” con crecimiento en las licencias de obras y con creación de empleo. Sin embargo, el descenso de natalidad, el difícil acceso de los jóvenes a un piso y el aumento de hogares compuestos por una sola personal crean una nueva realidad demográfica que va a reducir las necesidades de vivienda en el futuro. En ese contexto, las empresas ligadas al ladrillo están obligadas a encontrar su sitio en un mercado en el que la rehabilitación será una de las principales líneas de negocio.

Estas son las conclusiones de un informe del Gobierno Vasco que fue presentado ayer en Gasteiz por el viceconsjero de Vivienda, Pedro Jauregi, y el director de Planificación de Vivienda, Mario Yoldi. El sector de la construcción en la CAE: evolución 2008-2016 evalúa el impacto de la crisis en el ladrillo. Los límites del periodo analizado marcan el inicio de la recesión y su final, el primer año de caída de actividad y el primero de crecimiento en todas las variables. Cabe por tanto hablar de un cambio de ciclo, un salto marcado por un repunte del 15% en las licencias de obra el año pasado -se concedieron 3.085- y por un aumento del 1,1% del empleo.

Esos datos suponen la “consolidación” de la recuperación iniciada en 2015, que registró “el primer incremento de la actividad productiva” tras la gran crisis. Jauregi destacó la “mejora generalizada” y con una “intensidad significativa” de los principales indicadores de actividad sectoriales durante el pasado año.

triplicar el crecimiento Según el informe, el valor añadido sectorial se incrementó el 1,6% en 2016, “lo que supone triplicar el ritmo de crecimiento” de 2015, ejercicio en el que aumentó un 0,5% “tras ocho años de caídas continuas”. A excepción de la obra civil, ligada a la Administración y que cayó casi un 11% el año pasado, todos los datos cambian a positivo. La actividad vinculada con la edificación fue el motor del sector, con un crecimiento de un 3,9%. La licencias de edificación crecieron tanto en el segmento de obra nueva (+16,6%) como en el de rehabilitación (+14,5%). Se vendieron 2.495 pisos -un 5,5% más y el registro más elevado desde 2013- y a un precio “ligeramente” más alto.

Un grano de arena tras otro, el sector logró generar empleo neto “a un ritmo significativo” y 2016 se cerró con 47.300 trabajadores en la construcción, unos 600 más.

Además, por primera vez desde 2009, el año pasado aumentó el número de empresas inmobiliarias. No ocurrió lo mismo con los establecimientos de la rama de la construcción, que volvieron a disminuir, porque, explicó Jauregi, la actividad asociada a obras de nueva planta “se encuentra alejada todavía de los registros previos a la crisis”.

difícil acceso a la vivienda Todo lo contrario sucedió en el campo de la rehabilitación, que continuó en 2016 su tendencia positiva, con 2.567 licencias, el “máximo histórico” desde que el Gobierno Vasco elabora este registro y el cuarto año de crecimiento. Se observa eso sí una caída significativa de la facturación por este concepto por la “menor magnitud” de las obras de rehabilitación acometidas.

Con todo, según se desprende del informe, gran parte del futuro del sector pasa por las mejoras en las viviendas ya construidas. Por un lado, los autores del informe destacan que la demanda de acceso a la primera vivienda “continúa mostrando signos de debilidad asociados a la precaria situación laboral de buena parte de la población más joven del mercado laboral y las dificultades de acceso al crédito”. Los jóvenes no tienen ingresos suficientes para buscar un piso y eso supone un freno a la construcción de nuevas viviendas.

Por otro lado, las proyecciones demográficas a medio y largo plazo “no resultan especialmente optimistas” en relación a la edificación. El estudio se apoya en datos del INE que apuntan a que hasta 2029 se crearán 32.000 hogares. Esa cifra supone un incremento “moderado” de un 3,2%, que responde a un “profundo cambio en la morfología de los hogares vascos”. El tamaño medio de los hogares bajará hasta las 2,2 personas en 2020 “por el muy importante aumento de los hogares unifamiliares”.

En este contexto, el director de Planificación de Vivienda aseguró que las actividades de rehabilitación y mejora de edificios y viviendas resultan “fundamentales para garantizar los estándares de calidad de hábitat, accesibilidad y la asistencia socio-sanitaria de las personas en los propios hogares”. A ello, hay que unir las más de 75.376 Inspecciones Técnicas de Edificio (ITE) que se realizarán hasta 2019. En el 53% de las ITE realizadas hasta ahora ha sido necesario acometer obras urgentes en un plazo inferior a un año.