BILBAO - La consejera vasca de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, rechazó ayer que existan diferencias de calado entre las diputaciones y el Gobierno en torno a las modificaciones fiscales que tienen previsto aprobar las tres haciendas los próximos meses. En su opinión, las administraciones vascas están hablando el mismo idioma y se mueven en una misma dirección en lo relativo al Impuesto sobre Sociedades, el tributo en el que de puertas afuera se percibe menos sintonía. Tapia, en una entrevista en Onda Vasca, afirmó que no hay “desacuerdos” sino “matices” y para evitar que el debate se enturbie, apostó por realizar “un análisis, sereno, sosegado y en profundidad”. Y sobre todo por hacerlo fuera del foco de los medios de comunicación.
La consejera trató de calmar las aguas, que se han agitado esta semana. El diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, dio a entender el lunes que habría una rebaja fiscal para las empresas y el martes Cebek pidió que fuera muy ambiciosa. El miércoles, el consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, aclaró que no hay mucho recorrido para hacerlo e insistió en la necesidad de abordar una reforma fiscal “estructural” de cara a garantizar el gasto social. El discurso de las diputaciones es otro, ya que hablan de retoques fiscales. E incluso se percibe que el Gobierno es favorable a subir el Impuesto sobre Sociedades, mientras que las haciendas forales harían todo lo contrario.
Sin embargo, tanto Lakua como las diputaciones sostienen que no hay fisuras. El objetivo es común: recaudar lo suficiente para garantizar el Estado del Bienestar y poner la fiscalidad al servicio de las empresas. La clave es cómo lograr ese equilibrio. Tapia afirmó que no tiene “ninguna duda” de que “la voluntad de todas las instituciones” es analizar “en profundidad” como alcanzar esa meta compartida y se mostró convencida de que “se va a hacer”.
Las diputaciones están en estos momentos examinando los resultados de la última reforma fiscal, la que entró en vigor en 2014, y cuando los resultados estén sobre la mesa se estudiará que tuercas apretar y aflojar para mejorar el sistema. El reto, dijo Tapia, es que haya recursos “suficientes para que Euskadi sea una sociedad equilibrada, donde se pueda dotar servicios públicos adecuados”.
análisis en profundidad “Eso es posible, ha sido posible a lo largo del tiempo, y no me cabe duda de que ahora también lo será. Y lo que no podemos hacer ahora ninguno es ponernos a debatir delante de las cámaras, pareciendo que estamos en desacuerdo cuando en realidad son algunos matices y lo que tenemos que hacer es ponernos a mirarlo en profundidad, que es lo que dijo ayer el consejero” de Hacienda, afirmó Tapia.
En línea con las declaraciones realizadas el miércoles por Azpiazu durante la Asamblea de la patronal vizcaina (Cebek), la consejera de Desarrollo Económico insistió en que la demanda empresarial de rebaja de impuestos no es asumible, porque los tipos de Sociedades ya están “bastante bajos” en comparación con Alemania, Reino Unido o Francia. Es la misma respuesta que le dio Azpiazu al presidente de Cebek, Iñaki Garcinuño, pero Tapia fue más allá recordándole que las compañías reciben estímulos de la administración y que la dirección de las empresas es la que tiene mayor responsabilidad en vender más que la competencia.
Así, aseguró que “una cosa es el tipo nominal que existe y otra el tipo efectivo que pagan” las empresas, que pueden acogerse a bonificaciones y subvenciones a la inversión y la creación de empleo que rebajan su factura fiscal. Advirtió a los empresarios que la fiscalidad no es el único factor de competitividad, y les recordó que en ese ámbito tiene un papel destacado la factura eléctrica, que el PNV ha conseguido rebajar para numerosas empresas a cambio de su apoyo a los Presupuesto del Estado.
Tapia agregó a esa lista de resortes competitivos, la eficiencia en la gestión de la empresa, la introducción de nuevas tecnologías o las inversiones en innovación, cuestiones que competen directamente a los empresarios. Y recordó asimismo que las administraciones vascas facilitan el acceso al suelo a las compañías y ponen en marcha programas de ayudas y de financiación.
En cualquier caso y pese a que hay “intereses diferentes”, la consejera se mostró optimista en torno a lograr “una fiscalidad adecuada”, porque “todos”, empresarios, trabajadores y las administraciones comparten la misma idea: Es necesario recaudar lo suficiente para “sostener” los servicios públicos y el crecimiento económico, sin que una cuestión sea “prioridad” sobre la otra.