BILBAO - La economía europea entrará el próximo año en una especie de callejón sin salida en el que se ralentizará y no habrá margen de maniobra para estimularla. Los directores de estudios de BBVA, CaixaBank y Laboral Kutxa coincidieron ayer en que los PIB de la UE y de España crecerán en 2017 menos que este año y explicaron que los gobiernos tendrán las manos atadas para estimular la economía con políticas expansivas. Además, consideran que el impacto positivo del petróleo y de los bajos tipos de interés será menor.

Los vientos de cola soplarán con menos fuerza y ni las administraciones ni el BCE tendrán a su disposición el arsenal necesario para inyectar más energía al crecimiento. El resultado será un comportamiento positivo pero más moderado. Tras los grandes ritmos de los últimos años se entra en una fase de velocidad de crucero en la que se llegará a buen puerto pero a un ritmo más constante, sin grandes altibajos.

Joseba Madariaga (Laboral Kutxa), Oriol Aspachs (Caixabank) y Rafael Domenech (BBVA) participaron ayer en una jornadas organizadas por ADYPE (Asociación de Directivos y Profesionales de Euskadi) sobre las perspectivas económicas para 2017.

La incertidumbre será el hilo conductor del ejercicio. El desenlace del Brexit, el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, la evolución de China o el precio del petróleo son algunos de los factores clave que pueden mover los indicativos económicos en una dirección o en otra. Sin embargo, no se esperan turbulencias que perturben el comportamiento de la economía europea en general y menos en el caso de la vasca, que, a juicio de Madariaga, se moverá en tasas “más razonables y lógicas” que este año en apartados como el consumo, mientras que su mercado laboral seguirá mostrando dinamismo “aunque sea menor”.

El mensaje no es pesimista. Se crecerá menos, pero se crecerá y se seguirá poniendo tierra de por medio con la crisis. De hecho, los últimos datos del PIB vasco disponibles, los del tercer trimestre, revelan que Euskadi ya ha superado ligeramente el nivel de renta máximo alcanzado en 2008. Tras haber conseguido “empatar” con la riqueza que se generaba justo antes de la crisis, el director del Departamento de Estudios de Laboral Kutxa explicó que la inversión de las familias y de las empresas se moverá el próximo año a un ritmo más normal, sin los saltos que se producen cuando una economía ha estado mucho tiempo sin gastar atascada en las estrecheces de una recesión. Según sus cálculos, la inversión repuntará en Euskadi este año un 3,5% y la estimación para 2017 es de un incremento del 2,4%.

Ese descenso en el gasto estará también muy ligado a la evolución del empleo. Se continuarán generando puestos de trabajo el año que viene aunque la cifra será menor que la de este y por ello habrá en general un volumen de renta inferior en los hogares para dedicarlo al consumo.

la incógnita del ‘brexit’ En el ámbito empresarial la decisión del Reino Unido de salir de la UE ha tenido de momento “muy poco efecto” en el sector exterior vasco. Madariaga aseguró que las consecuencias del Brexit se notarán cuando se defina el nuevo esquema de relaciones entre Londres y Bruselas.

El director de Macroeconomía del área de Estudio de CaixaBank centró su análisis en el ámbito europeo. El crecimiento será “moderado a medio plazo” y las expectativas “no serán tan halagüeñas” como hasta ahora. Oriol Aspachs estima que los estados miembros deben tener en cuenta que “el crecimiento potencial no será muy elevado a la hora de decidir qué medidas tomar”.

La inflación europea subirá el próximo año, pero seguirá por debajo del 2%, que es la frontera que el Banco Central espera que se cruce para subir los tipos de interés. CaixaBank vaticina que el precio del dinero permanecerá invariable hasta la segunda mitad de 2018. La política monetaria no cambiará y no llegarán por ahí nuevos estímulos a la economía. Es más, el impacto positivo de los tipos cero actuales perderá fuelle.

Tampoco hay mucho recorrido para rebajar impuestos por los altos niveles de deuda de los países y el calendario electoral -el próximo año hay generales en Alemania y Francia- “no deja mucho espacio para reformas estructurales”.

En el caso de España se añade un problema: el recorte de casi 8.000 millones que debe hacer el Ejecutivo de Rajoy para cumplir con el objetivo del déficit. “Tras dos años de política fiscal expansiva, en los que el PIB español ha crecido por encima de la media mundial, en 2017 la política fiscal será de partida contractiva”, aseguró Rafael Domenech.

Los próximos meses se recogerá asimismo la cosecha de la incertidumbre generada después de doce meses sin Gobierno y se medirá la “capacidad de acuerdo” del PP para afrontar reformas que permitan “crear empleo productivo”. El economista jefe de BBVA Research, destacó que el récord del turismo está siendo “un soporte” para la economía del Estado y que “ese efecto se consume por sí mismo”.