bilbao - Los empresarios vascos siguen muy molestos por la nueva campaña que inició ELA hace dos semanas contra la precariedad laboral. El líder de la patronal vizcaina, Iñaki Garcinuño, acusó ayer a la central abertzale de estar ejerciendo la “violencia verbal” con su iniciativa, centrada en la distribución de carteles y panfletos con la imagen de ocho directivos y dirigentes empresariales de la CAV y Nafarroa, a los que responsabiliza de la “miseria laboral”. Garcinuño hizo hincapié en que las firmas reflejadas en la campaña, entre las que están Kutxabank o Euskaltel, tienen “las mejores condiciones de este país” y destacó “la gran aportación” del tejido empresarial al desarrollo económico y el empleo.

La nueva campaña de ELA ha añadido un punto más de tensión a la relación entre el sindicato mayoritario y la patronal vasca, que desde el primer momento mostró abiertamente su enfado al ver señalados directamente a empresarios y directivos con nombres y apellidos. El propio presidente de Confebask, Roberto Larrañaga, aseguró que las acusaciones de ELA son “más delirio que realidad”, mientras que algunas de las compañías envueltas en la campaña también trasladaron a este diario un profundo malestar hacia la organización que dirige Adolfo Txiki Muñoz.

Incluso el consejero de Empleo, Ángel Toña, salió en defensa del sector empresarial y criticó que ELA identificase a personas concretas como si fueran “los malhechores de la sociedad”. En un contexto de conflicto cotidiano entre ELA y las organizaciones patronales tanto a nivel sectorial como en los centros de trabajo, la campaña ha enquistado aun más el enfrentamiento. Ayer Garcinuño denunció en el Fórum Europa que los carteles y octavillas que está distribuyendo ELA son “lisa y llanamente violencia verbal” y reprochó tanto a la central de Muñoz como a LAB que recurran a la “coacción, la amenaza y el insulto”. El presidente de Cebek hizo mención en este sentido a otras iniciativas anteriores impulsadas por LAB señalando a dirigentes empresariales de Confebask y Adegi, una línea a la que ELA da continuidad en sus protestas contra la precariedad laboral. Garcinuño recordó que no es la primera vez que la parte sindical señala públicamente a empresarios concretos incluso evocó, sin referirse a ella directamente, lo que supuso la amenaza de ETA. “A eso no me acostumbraré nunca, ni cuando es un insulto, ni cuando era una diana. ¿A esto se referían cuando anunciaban otras formas de lucha?”, cuestionó el líder de Cebek, que afirmó que no aceptará “que se traspase la línea roja de la coacción”.

Además, aseguró que las acusaciones de ELA -junto a las imágenes de los ocho dirigentes empresariales se puede leer Vuestros beneficios, nuestra miseria laboral- son “burda mentira” y puso en valor la aportación de las principales compañías de Euskadi a la economía y el empleo.

En este sentido, criticó que se hable de salarios de miseria “de forma generalizada” y puso en cuestión la lectura sindical sobre la precariedad indicando que cuatro de cada cinco contratos en vigor son indefinidos en Euskadi, muy por encima de la media estatal.

El empresario vizcaino se refirió también al documento que Confebask ha llevado a la mesa de diálogo social para abrir paso a un nuevo modelo de relaciones laborales, una propuesta que no ha gustado tampoco a CCOO y UGT. Garcinuño emplazó a que las dos centrales que participan en el diálogo social pongan sobre la mesa su propuesta sobre convenios para ver si puede haber un punto de encuentro, aunque defendió que la flexibilidad puede facilitar, además de la supervivencia de la compañía, la conciliación y potenciar la contratación indefinida. Garcinuño lamentó que en Euskadi los agentes que negocian y acuerdan sufren “mucha presión”. “La estrategia sindical está tan polarizada que obliga a todas las fuerzas sindicales a desplazarse hacia la radicalidad”, dijo.

“desviar el debate” En un comunicado, ELA respondió al presidente de los empresarios vizcainos que “ni coacciona ni utiliza la violencia verbal” y remarcó que el objetivo de su campaña no va más allá de reforzar la organización de los trabajadores.

ELA denunció “los intentos de criminalizar la lucha sindical y social” y considera que “la patronal pretende desviar el debate” sobre la precariedad. “Lo que ELA hace es unir la denuncia de la miseria laboral que sufren cada vez más personas con quienes las impulsan y se benefician de ellas. Ni unos, los que la sufren, ni otros, los que la imponen, son personas anónimas”, expone la central.