Un movimiento súbito y violento, pese a tener consecuencias positivas en el corto plazo, puede ser un mal precedente para la estabilidad económica, financiera o monetaria, porque llega de forma imprevista, aunque sea deseable. Así lo estamos viendo en la cotización del euro. En tan sólo doce meses se ha depreciado un 24%. Un salto excesivo que favorece a las exportaciones de los países de la zona euro, propiciando el crecimiento del PIB, al tiempo que frena la tendencia deflacionista de los últimos meses. Son, en definitiva, indicios saludables para consolidar la salida definitiva de la gran recesión vivida.

No obstante, hay que insistir en que la brusquedad también puede venir escoltada por situaciones ingratas. La imprevisión suele ser compañera de viaje de la inestabilidad y la incertidumbre. Después de todo, estemos o no inmersos en una guerra de divisas, la crisis de los últimos años ha demostrado que la globalización económica es un mundo de suma cero. Así, cuando la sociedad occidental acusó los desmanes especulativos de la banca estadounidense, las inversiones encontraron refugio en los países emergentes. Y cuando la FED (Reserva Federal de EE.UU.) decidió comprar deuda el dólar se depreció favoreciendo sus exportaciones, al tiempo que agudizaba los problemas del euro.

La problemática que hoy nos ocupa, evolución del euro, ha estado marcada, en principio, por la decisión que la FED toma a finales de 2010 para movilizar 600.000 millones de dólares en la compra de deuda, ocasionando una pérdida de atractivo del billete verde y una caída de su cotización desde 0,78 euros en septiembre de 2010 a 0,70 euros en marzo de 2011, favoreciendo las exportaciones USA y la factura petrolífera de la eurozona. Ahora ocurre al contrario. La FED ha cerrado el grifo para comprar deuda que es, desde hace una semana, el objetivo del BCE y pone en la mesa más de un billón de euros.

Mario Draghi pretende favorecer las exportaciones y evitar la deflación. Puede ser una buena estrategia. Por otra parte, habrá que prestar atención a lo que pueda decir el próximo miércoles Janet Yellen, presidenta de la FED, respecto a una posible subida de los tipos de interés que puede ser un factor más para la devaluación de la moneda única europea.

No todo es positivo. Hay riesgos. El primero para los países emergentes que ven estancado su crecimiento y poseen una deuda pública en dólares elevada, la fortaleza del dólar es un quebradero de cabeza que genera inestabilidad en sus mercados y en sus monedas. Un dólar fuerte restringe las condiciones financieras globales al ser la primera moneda de financiación y representar dos terceras partes de las reservas mundiales, mientras que el euro, por su parte, acoge un 25%.

Tampoco se puede decir que todos los países de la zona euro se beneficien por igual en el mercado exterior. Depende de su capacidad exportadora y del valor añadido de sus ventas. En este sentido, aquellos países que gozan de significativos sectores productivos verán aumentar sus ventas, como es el caso de Alemania, que también ofrece una balanza comercial con superávit. Sin embargo, quienes compran más que venden verán como aumenta el desequilibro de su balanza al aumentar el precio en euros de sus importaciones en dólares, como es el caso de España, aunque esta previsión no es extensible para todas las comunidades.

En efecto, Euskadi sigue siendo un país exportador con importantes sectores productivos en la industria. Las exportaciones han subido un 8,3% en 2014 y el superávit comercial se sitúa en 4.896 millones de euros. Empero, sus principales clientes están en la zona euro (Alemania y Francia) lo que anula incidencia por la depreciación del euro. Donde se notará es en las ventas a EE.UU. que es también uno de los principales destinos del producto vasco. Asimismo, destacar el aumento de las ventas a Singapur (+260,9%), Argelia (+123,1%), Suecia (+23,2%), Hungría (+158,5%), Dinamarca (+42,5%), Sudáfrica (+33,1%) y Corea del Sur (+52,3%), según datos del primer trimestre de 2014.

En resumen, es positivo en el corto plazo, pero obliga a consolidar posiciones en los próximos años.