Bilbao - El presidente de Kutxabank, Goyo Villalabeitia, se mostró ayer proclive a que BBK, máxima accionista de Kutxabank, evite la necesidad de vender acciones del banco, lo que permitiría que las tres antiguas cajas de ahorro de la CAV mantengan su reparto accionarial del banco que crearon conjuntamente el 1 de enero de 2012: BBK tiene el 57% de las acciones, Kutxa el 32% y Vital el 11%. “Desde mi punto de vista, en estos momentos optar por el fondo de reserva tiene bastante sentido”, dijo ayer el presidente. Inmersas en un proceso de metamorfosis, más allá de la transformación en fundaciones especiales bancarias, las antiguas cajas vascas esperan en las próximas semanas una circular del Banco de España que marque su futuro. En ese texto se espera que se fijen los quehaceres que el regulador les imponga, los futuros desafíos.

Hay ciertos temores relacionados a ese texto que ayer el presidente de Kutxabank -desde noviembre- despejó. Por un lado, el borrador de esa circular dio a entender en octubre que en el caso de las cajas vascas existe concertación, que actúan como una única entidad, lo que obligaría a adoptar una serie de medidas en conjunto. Las antiguas cajas alegaron que no es así, y como prueba ilustraron que desarrollan tres obras sociales independientes. Al respecto, Goyo Villalabeitia señaló ayer que el de la “concertación era un concepto que podía haber complicado bastante la creación de un fondo de reserva”. Habló en pasado porque a renglón seguido explicó que “aún cuando la circular no ha salido definitivamente, sí parece que en nuestro caso no habría concertación”. La circular no se hará pública hasta abril y las declaraciones del mandatario suponen una novedad y un espaldarazo a los argumentos de las fundaciones vascas. Despejado ese balón, queda por ver qué ocurrirá con el accionista mayoritario del banco, en el caso de la entidad, la fundación BBK.

Es previsible que la circular fije los criterios para que las fundaciones con más de un 50% de las acciones en un banco doten un fondo de reserva, como marca la ley. La alternativa a ese fondo de reserva es que esas fundaciones reduzcan su capital por debajo del umbral del 50%. Esto es, BBK tendrá que dotar ese fondo o vender al menos un 7% del capital del banco, bien a las otras dos fundaciones o a un nuevo socio. Hasta ahora esa imposición parecía insalvable y suponía un rompecabezas, ya que o BBK perdía el control mayoritario del banco o impulsaba un fondo que pondría en riesgo su obra social. Pero ayer Villalabeitia destacó que el fondo de reserva supone más bien una oportunidad para que la propiedad del banco no varíe de manos. “La autorización por parte del regulador de este fondo de reserva permitiría al accionista que tiene más de un 50% de las acciones mantener su posición”, explicó ayer durante la larga rueda de prensa que ofreció tras dar a conocer la cuenta de resultados del banco. O dicho de otro modo y como él mismo repitió más tarde, “si se utiliza el fondo de reserva BBK no tiene que reducir nada su participación”.

Se trata de un fondo con el que se pueda atender cualquier necesidad de recursos propios que la actividad de la entidad de crédito -Kutxabank- no pudiera cubrir con otros recursos. El volumen de ese fondo de reserva era hasta ahora uno de los elementos sobre los que gravitaba la sostenibilidad de la propiedad. Se ha especulado sobre su cuantía. El fondo podría oscilar entre los cerca de 260 millones de euros, en el escenario más benévolo que admitiría la alegación de que no existe concertación entre los tres propietarios, y los 700 en caso contrario.

En todo caso la cantidad es mucho mayor de la cantidad anual que BBK recibe como dividendo y que destina a obra social. En 2014 el banco destinó un 30% de su beneficio al dividendo, en total 45,09 millones a repartir entre BBK, Kutxa y Vital. Es el porcentaje máximo que los reguladores le permiten destinar a ese fin al grupo.

Ayer Villalabeitia dejó entrever que el banco podría participar en esa dotación. “Es el peor momento para vender una entidad”, esgrimió durante su exposición, porque es “probablemente el peor momento para la valoración de las entidades financieras”. Por eso el presidente argumentó que “la búsqueda de la alternativa del fondo de reserva permite a medio y largo plazo mantener todas las opciones estratégicas abiertas”. Y señaló que para ese fin “desde el banco estamos colaborando en todo lo que se nos pide”.

“Hay que tener en cuenta que esta entidad nunca ha sido ni ayudada, ni rescatada y además ha participado en la reestructuración del sistema financiero, adquiriendo Cajasur”, resaltó, por lo que a su juicio “esta entidad no merece que sea empujada a vender parte de su capital antes de tiempo”.

Kutxabank quiere ser dueña de su futuro y que sus propietarias, las fundaciones, puedan decidir si se amplía o no el capital por criterios propios, y no porque lo imponga la normativa o los reguladores. Eso pasa por mantener la propiedad durante los próximos años, idea que comparte Villalabeitia.

Nuevo discurso Con un nuevo director de orquesta la música que suena es diferente. Goyo Villalabeitia se estrenó ayer en una comparecencia pública como presidente de Kutxabank y lo hizo marcando diferencias notables con su predecesor, Mario Fernández. Hace justo un año que Fernández hizo pública su previsión, su visión personal de un futuro muy diferente del banco. Futuro en el que las fundaciones bancarias solo tendrían en conjunto un 30% de las acciones de Kutxabank. Ese comentario del ya expresidente levantó ampollas incluso entre las fundaciones bancarias, las auténticas propietarias del banco.

En ese mismo acto público, un desayuno informativo, Fernández dibujó un futuro en el que las participadas quedaran en manos de las antiguas cajas y no dentro de la estructura del banco como hasta ahora, ya que las cajas volcaron todos sus activos a Kutxabank en el momento de su creación. Sobre ese posible hecho, una estructura similar a la que ya ostenta el grupo La Caixa, por ejemplo, Villalabeitia dijo ayer que “la ley de fundaciones y cajas de ahorros establece la necesidad de que las fundaciones avancen en la diversificación de sus ingresos de forma que su única inversión no sea la participación en el banco, sino que diversifiquen sus fuentes de ingresos”. Esto es, abrió las puertas a ese modelo. Villalabeitia dijo: “no excluiría que en algún momento alguna fundación tuviese alguna participación industrial, no lo sé, pero no lo excluiría”.

Preguntado sobre ello, el máximo dirigente del banco afirmó que cualquiera de las fundaciones fundadoras de Kutxabank “si quisieran” podrían poseer participaciones industriales. En el caso de las que ya están en manos del banco, ese proceso de trasvase de activos llegaría tras “pagar un precio o en su caso, y esto es algo que habría que investigar, a través de un dividendo en especie o alguna de este tipo de alternativas”. Bajo su mandato, Kutxabank tendrá numerosos retos y el de la reestructuración del banco no será excluido.