el panorama socio-económico parece registrar, poco a poco, un cambio de tendencias y colores. Ya no estamos ante el paisaje yermo, ocre y hostil que, manchado por la brocha gorda de los créditos basura del sector financiero, apenas si permitían que los brotes verdes florecieran más allá de unas pocas horas para después marchitarse. No. Ahora surgen datos y síntomas que colorean con un verde esperanzador algunas zonas del horizonte, aunque no está muy claro si se trata de oasis reales donde se crearán puestos de trabajo al amparo de un aumento del consumo interno o si, por el contrario, los nuevos colores son espejismos.

La pregunta esencial, si queremos despejar la incógnita, no es si el consumo puede subir en los próximos meses, sino... cuánto puede subir al objeto de que la recuperación sea tan efectiva como para recuperar los niveles de empleo y renta disponible en el 2008, año en el que se registraron los máximos históricos en ambas estadísticas. Señalemos que, en la UE se ha recuperado un 55% del empleo destruido durante la crisis, destacando Alemania y Reino Unido que han generado un 229% y 285% respectivamente el empleo extinguido desde 2007. En ambos casos, el quebranto laboral de la crisis no se cobró ni un millón de trabajos, mientras que en España, la creación de empleo no llega al 15% de los 3,8 millones de trabajos perdidos.

Existe, por tanto, una gran desigualdad entre los socios de la UE que no aventura nada bueno, al menos en el corto y medio plazo, para aquellos países claramente perjudicados por la austeridad presupuestaria impuesta por la Troika. Claro que, esa desigualdad cobra mayor importancia si observamos los datos relacionados con el número de horas trabajadas. Paradojas de la vida o congruencia con una economía española desequilibrada: Mientras las estadísticas oficiales señalan una creación de empleo, desciende el número de horas trabajadas, consecuencia del avance registrado en el empleo a tiempo parcial. Así, en 2013 se perdieron casi 900 millones de horas, respecto a 2012. Una tendencia que desciende, sí, pero en el primer semestre de 2014 se han malogrado casi 70 millones de horas, pese a la creación de empleo.

En la primera de estas citas, el Tribunal de Justicia de la UE hará pública la opinión de su abogado general, Pedro Cruz Villalón, sobre las medidas que el presidente del BCE, Mario Draghi, prometió en el verano de 2012, tras comprometerse a “hacer lo que sea necesario” para salvar al euro y difundió un programa condicionado de compras de deuda pública que responde al nombre de Operaciones Monetarias de Compraventa.

Ocho días más tarde (22 de enero) llega la primera reunión del año del BCE sobre política monetaria en la que los inversores dan por descontado que el organismo anunciará su plan de compra directa y masiva de bonos públicos. Cuánto, cómo y en qué plazo son los detalles que resta por conocer. Se habla de medio billón de euros, pero cualquiera de las alternativas presentadas al consejo de gobierno del BCE excluye la compra de bonos basura, lo cual dejaría fuera a países como Chipre o Grecia, y este último país protagoniza la tercera cita del mes (domingo, 25) con unas elecciones generales en las que se cuestiona la reestructuración de la deuda y una posible quita.

Como verán no es fácil quedarse con el verde de algunos síntomas positivos.