bruselas - En los últimos meses Mariano Rajoy no se ha cansado de repetir que 2015 será el año de la recuperación, pero una vez más la Comisión Europea ha terminado enfriando su optimismo con unas previsiones económicas de otoño que auguran un crecimiento mucho más débil y lento de lo esperado y una tasa de paro que seguirá por encima del 22% hasta al menos 2017.

Según el nuevo cuadro macroeconómico dibujado ayer por Bruselas, España cerrará 2014 con un repunte del PIB del 1,2%, una décima más de lo previsto en mayo y una menos de lo augurado por el Gobierno del PP. Para 2015, los expertos comunitarios pronostican un avance del 1,7% -cuatro décimas menos de lo anunciado por la Comisión antes del verano y tres décimas por debajo de lo previsto por Madrid hace apenas unas semanas- y no será hasta dentro de dos años, en 2016, cuando la economía consiga empezar a levantar el vuelo y el crecimiento supere la barrera del 2%.

Esta desaceleración en la economía complicará de nuevo el cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit público. Bruselas sostiene que España cerrará este año con un desvío en sus cuentas públicas del 5,6%. El agujero se reducirá hasta el 4,6% a finales de 2015, gracias a los ajustes realizados en los últimos años, pero seguirá estando cuatro décimas por encima de lo prometido (4,2%).

Lo mismo que en 2016. Para esa fecha debería situarse ya por debajo del 3% pero la cifra que pronostica Bruselas es del 3,9%. Esto significa que España seguirá incumpliendo los compromisos adquiridos con Bruselas y que probablemente el borrador del presupuesto remitido a mediados de octubre a la Comisión Europea no garantizará que pueda cumplir con el objetivo de déficit al estar diseñado en base a una previsión de crecimiento del 2%.

Si la Comisión Europea exigirá al Gobierno de Rajoy nuevos ajustes para limitar el desvío presupuestario del próximo año -de unos 4.000 millones- no se sabrá hasta finales de noviembre, que es cuando presentarán la evaluación de los planes remitidos por los gobiernos, pero de momento no parecen dispuestos a dar pistas de si habrá flexibilización de las reglas como han pedido muchos países o no.

“Hoy -por ayer- es el día de las previsiones, no de las recomendaciones”, zanjó el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, encargado de presentar junto con el vicepresidente para el crecimiento y el empleo, el finlandés Jyrki Katainen, los nuevos datos.

Junto al déficit también la deuda pública seguirá por encima del 60% que marca como límite el pacto de estabilidad y crecimiento. Se desbocará hasta el 98,1% en 2014, el 101,2% en 2015 y el 102,1% en 2016, mientras que el paro, el principal problema de la economía española, caerá pero lentamente.

tasa de desempleo España cerrará el año con una tasa de desempleados del 24,8%, mientras que será del 23,5% en 2015, seis décimas por encima de lo que pronostica Madrid, y no bajará al 22,2% hasta 2016. Esta evolución mantendrá a España como campeona del paro en Europa, dos décimas por delante de Grecia, uno de los estados más afectados por la austeridad y los recortes del gasto público. Este cuadro macroeconómico, avisa Bruselas, podría empeorar si la situación en la Eurozona también lo hace. “Los riesgos a la baja no son insignificantes, en particular si la recupèración es más lenta de lo esperado”, explica la Comisión en el informe.

Según el tándem Katainen-Moscovici el frenazo español se debe a tres fáctores: el efecto arrastre de la desaceleración registrada en los dos últimos trimestre del año, el mayor esfuerzo fiscal y el menor crecimiento de las principales economías de la zona euro, que frenarán las exportaciones españolas a su mercado natural como es la zona euro.

Un mercado lastrado por la recesión que vive Italia (-0,4% en 2014, 0,6% en 2015 y 1,1% en 2016), el estancamiento de Francia (0,3% en 2014, 0,7% en 2015 y 1,5% en 2016) y el renqueante avance de Alemania (1,3% en 2014, 1,1% en 2015 y 1,8% en 2016) cuyas previsiones obligan a Bruselas a rebajar el pronóstico para el conjunto de la Eurozona. Los países del euro crecerán en 2014 un 0,8%, cuatro décimas menos de lo esperado, y un 1,1% en 2015 frente al 1,7% augurado antes del verano, cifra que no alcanzarán hasta 2016.

Entre los problemas que retrasan la recuperación destacan dos: la incertidumbre debido a las tensiones geopolíticas en Ucrania y Oriente Próximo y, sobre todo, la falta de inversión que según insistieron ayer es vital para relanzar la economía de la Eurozona.

“No hay una respuesta ni simple ni única. La primera prioridad ahora debe ser impulsar las inversiones”, recordó el francés Pierre Moscovici. Hasta el finlandés Katainen, que ayer abogó por ser realistas y no pedirle a Alemania que haga todo el trabajo -“necesitamos más motores, Europa no puede funcionar con uno solo”, advirtió el dirigente finlandés- recordó a Berlín que es necesario invertir. “Uno no debe ver las reformas como una medida de estímulo solo. Es el momento de dar prioridad a las inversiones”, dijo quien será responsable del plan de inversiones de 300.000 millones. Katainen, adalid de la austeridad, dejó claro que aunque hay que invertir las reformas estructurales son la mejor medicina para salir de la crisis y deben ser lo primero.