europa, incapaz de resolver positivamente sus problemas internos, sigue hundida en la incertidumbre y el temor a una nueva recesión. Las previsiones que hacen organismos internacionales, entidades financieras, organizaciones empresariales no ayudan, precisamente, a despejar el futuro social y económico, sino todo lo contrario, crean más desconcierto al ser conclusiones afectadas por el virus de la confusión. Se trata de una toxina que nace en la torpeza predictiva de los llamados expertos y se alimenta con la glotonería mediática de los políticos. Entre unos y otros forman un magma de mensajes y promesas tan endebles como contradictorias.

Este puede ser, telegráficamente, el resumen de una semana convulsa en la que los derroteros económicos han estado marcados por la asamblea anual del FMI en Washington e inundados de anuncios o profecías de todo tipo y tendencia, si bien han quedado en un segundo plano mediático, bajo la losa de las tarjetas de la vergüenza y la dramática crisis del ébola. Sin embargo, ahí están esas predicciones, que un día hablan de recuperación y al siguiente ponen el miedo a la recesión. Veamos algunos ejemplos.

La reunión anual del FMI comenzó esta semana con la advertencia de que hay alrededor de un 40% de posibilidades de que la zona euro vuelva a entrar en recesión. Christine Lagarde agregó que “no quiere decir que vaya a caer, quiere decir que hay un serio riesgo de recesión si no se hace nada”. El frenazo previsto en la eurozona viene dado por la contracción de la economía italiana (-0,2 %), el exiguo crecimiento de Francia (0,4%) y el debilitamiento de la economía alemana, el gran motor del euro, a un 1,4 % para 2014.

Semejante planteamiento no parece influir en el servicio de estudios del BBVA, cuyo último informe señala que la economía vasca ya ha marcado su punto de inflexión en la salida de la crisis, pronosticando, en términos macroeconómicos, tasas de crecimiento para este año y el siguiente. Ahora bien, en los capítulos referidos a la creación de empleo y concesión de créditos (economía real) las previsiones están condicionadas a “continuar siendo ambiciosos” en las reformas efectuadas, como la laboral, que “tienen un efecto positivo”, anunciando que es posible que el País Vasco recupere en el 2021 el número de empleos que tenía en 2007, siempre y cuando la recuperación económica se estabilice y acelere a partir del próximo año.

Como se puede comprobar, existe una distancia insalvable entre lo que para los expertos es “recuperación económica” y lo que percibe la sociedad como tal. Se insiste en lanzar mensajes que no deterioren la tendencia al consumo, pero la realidad sigue proyectando una imagen confusa, porque a los muchos riesgos que amenazan este mundo sumido en la mayor crisis de las últimas décadas se agrega el que proyectan esos economistas contagiados por el virus de la confusión, que insisten en hacer previsiones, pronósticos y recomendaciones, inasequibles al descrédito ganado a pulso desde que estallara el escándalo de las hipotecas subprime.

La sociedad necesita menos previsiones y más ideas que pongan en valor el desarrollo social.