BILBAO. Los respectivos consejos de administración ya dieron el visto bueno a la operación el pasado día 13 y mañana las asambleas lo refrendarán.

El pacto responde a la obligación legal que tienen BBK, Kutxa y Vital de dejar de ser cajas públicas este año y transformarse en fundaciones, sin que puedan tener más del 50 por ciento del capital de Kutxabank.

En la actualidad, la BBK tiene el 57 por ciento de las acciones del banco vasco; Kutxa , el 33 por ciento, y Vital, el 11 por ciento.

Tras el pacto logrado entre PNV y PSE, al que se sumó el PP en la Vital, serán las últimas asambleas de las cajas, ya que a partir de mañana las nuevas fundaciones bancarias se regirán por unos patronatos.

En la BBK, de los 15 patronos, 9 serán propuestos por el PNV (Xabier Sagredo, Roberto Zárate, Jon Berasategi, Maite de Iturrate, Manuel Ardanza, Ana Urquijo y otros 3 propuestos por Ayuntamiento y Diputación); 3 por los socialistas (Oscar Seco, Mikel Cabieces y Paco Berjón), 1 por el PP (Paula Garagalza), otro de CCOO (Amagoia López de Larrucea) y el último será un independiente, Mikel Pulgarín, presidente de las familias afectadas por autismo.

En el caso de la entidad alavesa, también con 15 miembros, el PP nombrará a 8 (Fernando Aránguiz, Gustavo Antepara, María Vega, Esteban Ortiz de Urbina, Fernando Raposo, Jorge Sánchez, Maite San Saturnino y María Olarte), el PNV a 4 (Iñigo Vela, José Antonio Abarca, Koldo Eguren y Monika Arbaiza), el PSE a 2 (Felipe García y Pablo Oraá) y CCOO a 1 (Eduardo Martínez Soria).

La ley obliga a que los patronos sean especialistas y con conocimientos financieros, aunque tendrán afinidad ideológica con las formaciones que los proponen.

Con estos acuerdos, Xabier Sagredo (PNV) y Fernando Aránguiz (PP) continuarán en sus cargos de presidentes, en este caso de las nuevas fundaciones bancarias.

Pasadas las asambleas, los nuevos patronatos deberán elaborar un plan financiero que demuestre que la futura fundación podrá cubrir las necesidades de capital del banco si fuera necesario.

También deberán decidir si quieren mantener ese porcentaje de control del banco -ahora es del 100 por cien entre las tres cajas- y constituir un fondo de reserva, del que se desconoce su cuantía.

Sobre este punto, el pacto entre PNV y PSE indica que los dos partidos controlarán los posibles cambios que pueda haber en el accionariado de Kutxabank con el fin de "garantizar su anclaje y arraigo".

El proceso cuenta con la oposición de la izquierda abertzale y los sindicatos ELA y LAB, que consideran que es un paso hacia la "privatización" de Kutxabank.

Esta oposición es la que ha provocado que la Kutxa guipuzcoana, territorio en el que gobierna EH Bildu, vaya con retraso y todavía no haya optado por convertirse en fundación.

EH Bildu ha pedido que se suspendan las asambleas de mañana en la Vital y la BBK, pero estas seguirán adelante.

En caso de que la Kutxa no se convierta en fundación antes de terminar este año, el proceso se tendría que hacer de igual manera, sólo que lo llevaría adelante un "protectorado", que en este caso sería el Gobierno vasco.