LAS crisis, además de un problema, son también una oportunidad y ello es lo que han visto las familias dueñas de la cervecera catalana Damm para decidir tomar el control de una compañía emblemática del sector de la alimentación como es la gallega Pescanova.

En medio de un proceso concursal y a un paso de la quiebra financiera, Pescanova, -la compañía que operó el primer buque pesquero congelador del mundo en 1961 añadiendo una nueva visión al negocio de la pesca-, sigue manteniendo su imagen de marca y gran parte de sus ventas, 700 millones de euros hasta agosto, lo que hace de la compañía gallega algo apetecible pese a la importancia de arrastrar una deuda impagable, que se teme que supere los 2.500 millones de euros, para la que los nuevos dueños ya se han apresurado a señalar que será preciso una quita del 75%.

Y el hecho de que Pescanova, un líder en su sector, pueda ser viable no ha pasado desapercibido para la compañía catalana Damm que ya estaba como segundo accionista de la firma gallega con el 6,2% del capital y que ha decidió apostar fuerte por tomar el control de la compañía de Chapela.

Famosa por una de sus marcas de cerveza, Voll Damm, el grupo catalán Damm barrió en la junta extraordinaria de Pescanova con el apoyo del 71% de los accionistas, en un cónclave en el que el quórum apenas superó el 54%. El grupo catalán, aliado con el fondo luxemburgués Luxempart, Iberfomento (del imputado José Antonio Pérez Nievas), los bancos acreedores y Carolina Massaveu (3,7%) no dio ninguna opción a la alternativa continuista que apoyó a la persona, Manuel Fernández de Sousa, el hijo del fundador, que ha llevado a Pescanova a una crisis sin precedentes. El exconsejero delegado del BBV a finales de los años ochenta, Juan Manuel Urgoiti, es el nuevo presidente en sustitución del citado Manuel Fernández de Sousa.

El consejo de administración recién formado tendrá que negociar ahora con la banca para que la viabilidad de la empresa sea posible gracias a una quita, que reconocen es muy elevada, además de cerrar una reestructuración de la deuda, incluida un pago aplazado de la misma y, probablemente, la venta de activos no estratégicos y una reducción de plantilla.

Para hacerse una idea de la importancia de la operación para Damm hay que tener en cuenta que el grupo catalán facturó el pasado año 900 millones de euros, una cifra inferior a la de Pescanova, incluso en medio de la crisis, pues aunque hace dos años vendió unos 1.600 millones de euros, este año también va a superar al grupo catalán.

La crisis desatada en Pescanova ha implica a tres de las familias más conocidas en la industria de la alimentación en Europa.

Por un lado los Fernández de Sousa, fundadores de Pescanova, y los Carceller, primeros accionistas de Damm, con cerca de un 27% del capital, pero también al segundo accionista del grupo catalán que es la compañía alemana Oetker.

Representan a grupos empresariales que suman una facturación anual próxima a los 15.000 millones de euros: las ventas anuales de Oetker suman unos 10.000 millones; Pescanova facturó 1.600 millones en 2011; y Damm, 900 millones en 2012. La familia que lidera Demetrio Carceller, imputado judicialmente por presunto fraude fiscal derivado de otro asunto familiar esta misma semana, controla también la compañía canaria distribuidora de productos petrolíferos Disa, que factura más de 2.000 millones anuales.

En la lucha por el control de Pescanova se han mezclado los intereses de Damm y de Oekter, que posee el 25% de la cervecera, frente a los de Fernández de Sousa, dueño del 14,4% de Pescanova.

El conflicto se desató al negarse el accionista Damm a firmar las cuentas de Pescanova el pasado mes de febrero lo que desembocó en la declaración de concurso de acreedores.

Los tres grupos empresariales, Pescanova, Damm-Disa y Oekter, son empresas de origen familiar que ya no están controlados por la primera generación y que tienen importantes relaciones empresariales.

Pescanova estaba guiada desde 1978 por Manuel Fernández de Sousa, hijo del fundador, y su hermano, José María Fernández de Sousa, no es un desconocido porque es el máximo responsable de la farmacéutica Zeltia. El grupo Oetker, además de a la alimentación, se dedica al sector naviero y cuenta con una importante flota en Alemania.

Ahora, una vez resuelto el tema del control de la compañía gallega, -que tiene entre sus principales bancos prestamistas al Sabadell, Popular y La Caixa, por ese orden-, se espera que se puedan despejar las dudas sobre la verdadera contabilidad de la empresa y trabajar sobre el futuro.

La realidad es que el control de la gallega Pescanova ha pasado a manos de la catalana Damm que dirige Demetrio Carceller, también vicepresidente de la constructora Sacyr, donde posee cerca del 13% del capital a través de Disa. Esta empresa de productos petrolíferos fue el germen de la fortuna familiar. Demetrio Carceller Segura, abuelo del actual, fue ministro de Industria y Comercio durante los años cuarenta del pasado siglo en el Gobierno de Franco

A partir de ahora el Grupo Damm, que cuenta con una plantilla de unas 3.000 personas y gestiona marcas de cerveza como Estrella o Voll Damm, los sandwiches Rodilla, el agua mineral Fuente Liviana o los batidos de chocolate Cacaolat, podrá servir, entre caña y caña, merluza congelada o langostinos.