vitoria. Una de las comparecencias más esperadas en el encuentro de ayer fue la de Angélica Jiménez, directiva del IG-Metall, el mayor sindicato del Metal en Alemania. Un país, dijo, en el que llama la atención "el gran número de sindicatos que hay aquí (en España)", y que goza de una salud sindical a priori no tan crispada ni politizada como la vasca. Repasó Jiménez a continuación algunos aspectos que diferencian ambas realidades, como los instrumentos legales que tienen las centrales en Alemania. "Aquí no tienen más remedio que presionar protestando porque les faltan mecanismo legales", explicó. La diversidad de siglas también privaría a la negociación, a su juicio, de la agilidad necesaria para alcanzar acuerdos, un escenario que se lograría "con menos interlocutores", pero la situación es la que es y podría ser todavía peor. "Sudarían ustedes si su sistema sería como el de Italia", ironizó.
Respecto a la convocatoria de huelga general convocada en Euskadi para el próximo día 30, Jiménez explicó el caso alemán, especialmente en el potente sector del Metal, donde las huelgas "solo son posibles", dijo, "si existe un referéndum previo que cuenta con el apoyo del 75% de los afiliados". Y concluyó su exposición considerando y separando el papel fundamental que juegan en Alemania los convenios colectivos, que son los que fijan el marco laboral, y los acuerdos de empresa, que los aplican. Y justificó su buena marcha con un ejemplo real, el Pforzheim, un acuerdo de mejora de la competitividad y garantía de empleo que empresa y sindicatos, asumen a partir de una transparencia exhaustiva de la situación económica de la empresa, un plan de inversiones, la garantía del empleo y una prolongación de la jornada laboral y los salarios (en el cómputo anual, no mensual) si fuese necesario. El acuerdo también contempla una cláusula de devolución de dicha mordida en cuanto a la situación de la empresa fuese más favorable.