BRUSELAS. El desempleo continúa desangrando a Europa. Hay 26 millones de personas sin trabajo, casi 19 millones en la Eurozona, siete países siguen en recesión pero los Jefes de Estado y de Gobierno no terminan de encontrar la fórmula mágica que les permita conjugar austeridad con crecimiento. Ayer, los 27 líderes europeos dedicaron a este debate la primera sesión de trabajo de la cumbre europea de primavera de la que sale el mismo mensaje de siempre: no hay alternativa a la consolidación fiscal aunque los esfuerzos deben ir encaminados a impulsar el crecimiento y el empleo.
Los 27 modulan su discurso pero se trata de un cambio retórico porque en la práctica las conclusiones de la cita no incluyen ninguna nueva medida a corto plazo para luchar contra el que es el principal problema: la falta de crecimiento y el paro desbocado. "Las políticas activas, el ámbito social y el mercado de trabajo requieren prioridad, en particular el fomento del empleo juvenil. Es preciso que los sistemas de educación y formación funcionen mejor", subrayan las conclusiones. En esta línea se pronunciaron ayer dirigentes como François Hollande o el austríaco Werner Fayman. "Si hay muchas rigideces habrá mucho paro", alertó el presidente francés. "¿Cómo podemos transmitir los valores democráticos y el espíritu europeo cuando jóvenes de 16 años no tienen ninguna oportunidad?", preguntó el canciller austríaco. Junto a ellos Bélgica, España, Italia o Irlanda reclamaron una estrategia más equilibrada. "Ningún líder europeo puede estar contento con la situación que tenemos. Independientemente de nuestra lengua el mensaje tiene que ser generar empleo", advirtió el irlandés Enda Kenny.
Palabras que no vienen avaladas de nuevas medidas. De hecho, la iniciativa contra el paro juvenil, pactada en la última cumbre y que estará dotada de 6.000 millones de euros, no estará plenamente operativa hasta 2014. Hasta entonces, los gobiernos solo podrán utilizar los fondos europeos que ya tienen asignados. Y es que frente al discurso de más estímulos, la Europa del norte sigue insistiendo en que lo que hace falta es contención y reformas. Ayer el sueco Fredrik Reinfeldt recordó que "hay países que necesitan más medidas de austeridad porque siguen teniendo déficits enormes".
RevoluciÓn social En medio de estos dos bloques, un presidente de la Comisión José Manuel Durao Barroso, que ve "signos positivos" pero admite que la perspectiva de crecimiento sigue siendo "preocupante" y que el paro está llegando a niveles "inaceptables". Ayer fue el encargado de introducir el debate ante el hartazgo de una sociedad europea cada más desencantada. Reconoce que "estamos alcanzado los límites de lo que es socialmente aceptable". Lo mismo que el ex presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean Claude Juncker. "No excluyo que corramos el riesgo de ver una revolución social", alertó. El texto aprobado aboga por priorizar la inversión para poder crecer.