VITORIA. ¿El plan de financiación de las empresas puede estar listo ya?

Se está avanzando bastante. Es una herramienta que ya existía, pero hay ciertos elementos que faltan por cerrar definitivamente. Yo espero, como dijo el lehendakari, que esté disponible a la mayor brevedad. Hay algunas partes que jurídicamente son un poco más difíciles de vestir. La parte troncal del plan tiene su origen en el que puso en marcha el lehendakari Ibarretxe en el año 2009.

¿A cuanto va a ascender el montante de la iniciativa?

Puede ser en torno a los 500 o 600 millones de euros. Si hace falta más el año que viene aumentaremos la dotación presupuestaria.

Con 600 millones de euros no hay ni para empezar...

Para pymes y autónomos podríamos empezar bien.

Los sindicatos se han opuesto a que los recursos de las EPSV se destinen a este fondo, aludiendo a una falta de control...

Los sindicatos dirán lo que tienen que decir. Las EPSV son fondos de trabajadores y fondos de pensiones con lo que hay que garantizar que el riesgo sea cero y que tenga una rentabilidad mínima. Las EPSV invierten en deuda pública del Estado. No veo porque la deuda del Tesoro del Estado tiene menos riesgo que la que pueda tener este fondo. En principio, no habría problema. Otro tema es lo que tenga que decir cada sindicato.

¿Se plantea alguna emisión de bonos, parecidos a los antiguos euskobonos?

Creo que desde el departamento de Hacienda se están planteando distintas herramientas. Por desgracia, estamos dentro del mercado español que está siendo muy vigilado y hay que tener mucho cuidado. No queremos que ocurra lo mismo que nos pasó con las vacaciones fiscales. Hay que ser muy cuidadosos.

¿Lo que está claro es que las empresas están ahogadas por la falta de financiación al circulante?

Tiene que haber liquidez y lineas de avales. Por una parte, es importante que haya liquidez para las pequeñas empresas que tienen pedidos y trabajo, pero necesitan poder financiarse y, por el otro, hay grandes empresas que tienen importantes proyectos que necesitan unos avales muy potentes para poder empezar a trabajar y que tiene riesgo bajo.

¿Hay preocupación por la situación en la que pueden quedar empresas participadas por Kutxabank, tras la desinversión que tiene que realizar?

Hay preocupación no tanto por la desinversión que tiene que hacer Kutxabank para cumplir con Basilea y las exigencias europeas, sino porque el centro de decisión de esas empresas pueda seguir estando en Euskadi. Ahí, también estamos trabajando para articular unos mecanismos para garantizar que los centros de decisión de las empresas sigan estando en Euskadi y no se deslocalicen, se vendan a terceros o desaparezcan. En este sentido, todavía tenemos un poco de tiempo porque las desinversiones acaban de empezar como ha sido el caso de Euskaltel, donde los fondos de inversión que han entrado tienen un apalancamiento de permanencia en la empresa. En ello, estamos. Los mecanismos a poner en marcha son financieros por lo que el Gobierno tiene que tener una cierta seguridad jurídica, porque lo que en un determinado momento puede ser positivo, en otro, puede convertirse en negativo. Por eso, hay que andar con mucho cuidado.

¿En el sector de la movilidad, el coche eléctrico puede ser una apuesta estratégica?

El coche eléctrico puede ser una apuesta pero hay que diferenciar dos cosas. La primera que tengamos una movilidad basada en el coche eléctrico como su infraestructura con los puntos de recarga, etc., en las ciudades, donde ya se han dado los primeros pasos y otra cosa, es que seamos los constructores de un coche eléctrico. Son dos aspectos realmente distintos. Nuestro sector de automoción también tendrá que prepararse para la llegada del coche eléctrico, y habrá que participar en el desarrollo de baterías, que nos servirá no solo para el coche eléctrico, sino para todo el sector de las energías. En este momento, es difícil plantear la fabricación de un coche eléctrico a nivel masivo.

Hablando de energías, no se entiende que siendo líderes en tecnología eólica, sin embargo, en Euskadi solo exista un parque...

Lo que ocurre es que en este momento tenemos una situación de contestación social en todos aquellos municipios donde se pretende implantar un parque eólico y yo creo que ese tipo de infraestructuras no se puede poner contra nadie. Se nos llena la boca al hablar de energías renovables, pero no se apuesta por ellas. Ese es otro debate. En este momento, somos grandes productores de tecnología para energías renovables y vamos a continuar en ese camino.

Y con el sector primario ¿cuáles son las líneas de actuación?

Tenemos unas industrias alimentarias muy potentes que, al igual que el sector industrial más típico, tienen que salir al exterior y vender su producto. Tenemos que trabajar mucho en la profesionalización de todo este sector y obligarles a la internacionalización. Hay que conseguir que el productor sea sostenible y, que no tenga necesidad de depender de las subvenciones y de las ayudas públicas.